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Corrupción en Kosovo: el precio de la libertad

Dos años después de su independencia, Kosovo sigue lejos de la OTAN o de la UE. Pero son numerosas las empresas europeas y estadounidenses que hacen negocio aquí, sacando la mayor parte de sus beneficios fuera del país balcánico. Todo ello amparado por organismos internacionales controlados por Washington y Bruselas.
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Pablo GONZÁLEZ

Cuando en 1999 la OTAN expulsó a las fuerzas serbias de Kosovo, los albano-kosovares sintieron una posibilidad real de libertad y empezaron a prepararse en cuerpo y alma para formar parte de la sociedad de países occidentales. La OTAN o la Unión Europea parecían estar a la vuelta de la esquina. Más de once años después, y proclamación de independencia de por medio, nada de ello se ha conseguido.

El reconocimiento como país independiente por parte de Washington y la mayoría de los países de la UE en 2008 no ha servido a Kosovo para mejorar su precaria situación económica. El Banco Mundial, el FMI o el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo operan gustosamente en Kosovo ofreciendo numerosos créditos a Pristina, pero todo ese capital a la larga no es otra cosa que una inversión que ofrece suculentos dividendos.

Cualquier negocio del que se obtienen beneficios grandes y rápidos trae asociado un riesgo. No es el caso de Kosovo. Para garantizar que las inversiones no se pierdan en el país operan dos administraciones internacionales, la administración de las Naciones Unidas para Kosovo (UNMIK) y la misión policial europea (EULEX). Entre ambas velan por el correcto cumplimiento de los programas de desarrollo. Realizados por empresas estadounidenses o europeas, proporcionan suculentos beneficios que a la postre vuelven a donde salió la «ayuda económica».

Autopista multimillonaria

El mayor exponente de esos programas es la construcción de la nueva autopista que atraviesa el país desde la frontera con Albania hasta la frontera con Serbia. El proyecto en cuestión está presupuestado en cerca de 1.000 millones de euros, aunque el precio final será sustancialmente mayor, según los expertos. La empresa encargada es la estadounidense Bechtel, relacionada económicamente con Dick Cheney, vicepresidente en el momento de la independencia de Kosovo y su posterior reconocimiento por EEUU.

Para sufragar los costes de esta autopista, que ascienden a casi la mitad del presupuesto nacional, Kosovo está siendo obligado a privatizar el 90% de las empresas estatales, entre ellas la de telecomunicaciones PTK o el aeropuerto de Pristina. En caso de negarse, el FMI ha amenazado con congelar el siguiente préstamo de cerca de 300 millones de dólares. Préstamo que el FMI ofrece con un interés real de cerca del 100%.

Los expertos favorables al proyecto, europeos y estadounidenses en su mayoría, hablan de los beneficios que va a traer la autopista para la región. Beneficios que para Kosovo y sus habitantes son cuanto menos discutibles. El país importa el 90% de los bienes que consume, con lo cual poco podrá transportar a Europa por esa carretera. Tampoco les va a servir para viajar a otros países, ya que no pueden pasar sin visado a otros países de la UE, siendo el único país de los Balcanes en esa situación. Pristina ni siquiera tiene un acuerdo de frontera con Serbia, que es donde acaba la autopista.

Corrupción

Los problemas como el de la autopista se ven agravados por los numerosos casos de corrupción. Se investigan actualmente 26 casos que implican a 111 funcionarios. Uno de los investigados es el ministro de transporte, Fatmir Limaj del partido político en el poder PDK, sospechoso de haber adjudicado irregularmente a empresas afines contratos por aproximadamente 20 millones de euros. Limaj no solo no ha sido suspendido de su cargo o por su partido, sino que en las elecciones ocupa el cuarto lugar en la lista.

Los corruptos son conscientes de su impunidad. Son figuras manejadas por europeos y americanos y por eso las investigaciones rara vez llegan a una acusación concreta. Normalmente los casos, por muy llamativos que sean, quedan en nada después de la intervención del embajador de turno. Como señala un experto de una organización internacional con amplia experiencia en otros países y que pide el anonimato, tanto la administración de la ONU como la europea son las misiones más corruptas y políticamente influenciables que ha visto nunca. Esto también lo corrobora la organización no gubernamental kosovar COHU, que lucha contra la corrupción en en el país.

EEUU y la UE aprovechan la gratitud de los albano-kosovares por su libertad para implantar un sistema colonial. De esta manera, la intervención de la OTAN en 1999 se puede considerar como una inversión que ahora recoge sus beneficios.

Los jóvenes, 70% de paro, piden cambios para no tener que irse

En el café Tingle Tangle, en el centro de Pristina, los jóvenes no ocultan su decepción por la clase política en el poder.

Con un 70% de paro juvenil (48% de la población activa), muchos piensan ya en salir del país. Genc Salihu, de 29 años y propietario de un café-librería, se muestra convencido de que tras los comicios emergerán nuevas formaciones. «Yo sólo quiero una vida mejor, pero los que deciden no saben y no quieren hacerlo», se lamenta Guri Shkodra, empleada de una ONG estadounidense de 25 años de edad.

Emine Vala, parada de 31 años, tiene claro que no votará el PDK, partido en el poder. «No hacen nada para mejorar la situación. El principal problema es la corrupción. Sólo piensan en ellos mismos», coincide Andra Kryezium estudiante de música. Su compañera, Mrika Sefa, asegura haber leído todos los programas y sólo muestra confianza en Autodeterminación, de Albin Kurti. GARA

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