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CRÍTICA cine

«Uncle Bonmee recuerda sus vidas pasadas»

Mikel INSAUSTI

Hay cineastas que se pretenden vanguardistas con discursos muy anticuados y que quieren convertir el arte en un cuento para fieles seguidores a imagen y semejanza de las creencias religiosas. Como quiera que el cine agoniza, es buen momento para chamanes del espectáculo visual que invocan a las sombras alumbradas en las cavernas a la luz del primer fuego, y no por casualidad el proyecto multimedia del tailandés Apichatpong Weerasethakul, dentro del cual se encuadra “Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas”, se denomina “Primitive”. El aplicar las nuevas tecnologías a la supuesta revelación de lo atávico no es nuevo, porque ya han pasado más de diez años desde que se estrenara aquel bluff de la creatividad universitaria que fue “El Proyecto de la Bruja de Blair”. La amnesia colectiva hace olvidar que Antonioni llevó el descubrimiento de lo que el ojo no ve a través de la ampliación de la imagen analógica al límite en “Blow-Up”, porque ahora toca fase involucionista y regresión a las apariciones marianas, que también se dan en el viejo Lourdes del celuloide que es Cannes, donde cuando algún iluminado dice que ha visto algo mágico, el resto de la secta cahierista de los críticos que no quieren dejar su cómodo butacón le siguen hipnóticamente.

Si James Cameron es el falso profeta del futuro comercial del audiovisual con el arca salvadora del sistema estereoscópico, el cine de autor ha encontrado a su homólogo en el tal Apichatpong Weerasethakul y sus ingenuos trucos de barraca de feria, que hasta Méliès vale para introducir elementos espectrales en medio de una narrativa contemplativa que, al ser de procedencia exótica, reviste su torpe dramaturgia de culebrón local con lo que los videntes de turno definen como misterio eterno. Si por tal se entiende la representación naif del culto animista, según el cual todo en la tierra es espiritual, desde los objetos a los seres vivos, doy gracias a la vida por ser un agnóstico que todavía distingue entre ficción y realidad.

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