Cientos de personas se congregaron ayer en el centro de El Cairo para protestar por el fraude en las recientes elecciones legislativas, que dieron una victoria arrolladora al Partido Nacional Democrático (NDP), la formación del presidente Hosni Mubarak.

«Nulo, nulo, nulo», coreaban los manifestantes, entre los que había simpatizantes del principal grupo opositor del país, los Hermanos Musulmanes, y de Wafd, el partido liberal.

También había activistas del grupo ¡Basta! y del Movimiento 6 de Abril. «Esto no es un congreso, es un cabaret», gritaron. Los manifestantes fueron rápidamente cercados por efectivos de las fuerzas de seguridad, que, sin embargo, permitieron la protesta.

Mientras, en respuesta a las denuncias de fraude, el propio Mubarak salió al paso de las críticas asegurando que cualquier irregularidad registrada no es lo suficientemente importante como para afectar los resultados de las elecciones.

«Estas violaciones no invalidan el hecho de que las elecciones transcurrieron conforme a la ley en la mayoría de las circunscripciones y sin ninguna violencia o desviaciones», afirmó Mubarak en su primera intervención pública desde la votación.

«Estoy satisfecho, como presidente del partido, por el éxito logrado por nuestros candidatos, pero como presidente de Egipto me gustaría que los demás partidos hubieran logrado mejores resultados y hubiera preferido que no hubieran entrado en discusiones sobre el boicot a la votación», apostilló Mubarak.

En las elecciones legislativas, celebradas en dos vueltas el 28 de noviembre y el 5 de diciembre, los Hermanos Musulmanes solo obtuvieron un escaño, a pesar de que en el anterior Parlamento contaban con una quinta parte de los escaños.

Solo catorce de los 508 escaños del Parlamento egipcio fueron a parar a candidatos que no pertenecían al NDP.