Iñaki LEKUONA, Periodista
De incompatibilidades y otros pretextos
Vilanòva de Magalona es un pequeño municipio occitano que por imperativos de la Historia acabó formando parte de la República francesa como Villeneuve-lès-Maguelone. Hace poco más de año y medio, sus habitantes, animados por el ejemplo vasco, corso o bretón, decidieron colocar a la entrada del pueblo, justo debajo del panel indicativo de la villa en francés, una señalización con el nombre original en occitano. Pero la afrenta a la esencia francesa fue tal, que hubo quien no tardó en acudir a los tribunales republicanos con un resultado nada sorprendente en un país lastrado por décadas de desprecio intolerante hacia sus culturas periféricas: el juez, argumentando que las indicaciones en bilingüe son incompatibles con la seguridad vial, ha dado de plazo hasta mañana para que el alcalde retire el peligroso panel occitano.
Euskal Herria es un pequeño pueblo europeo que por imperativos de la Historia acabó desgajado en dos Estados y tres administraciones. Aquí, no sólo los magistrados sino todas las instancias de ambos Estados vienen declarando incompatibles con la seguridad a secas todas las reclamaciones verdaderamente independentistas, es decir, aquellas que pretenden exactamente lo que pregonan.
Esto es y será Francia, o en su caso España, y todo lo demás son vélleités etnicistas, veleidades que ponen en peligro la libertad, la igualdad, la fraternidad, el destino común, la sana convivencia democrática y el progreso.
Y todo sea por respetar la seguridad vial, en Vilanòva de Magalona ya son muchas las voces que, reconociendo la cuestión de la incompatibilidad, se muestran a favor de mandar a paseo el dichoso panel. El francés, claro.