El enésimo recital del Barcelona demuestra la ventaja que representa trabajar desde la niñez con un estilo de juego y una identidad definida. Cruyff implantó una idea futbolística que en La Masía se ha tomado como una Biblia que se respeta sea quien sea el entrenador del primer equipo o el presidente de turno. Creer en algo y conseguir que los futbolistas lo interioricen desde niños y se habitúen a una única idea de fútbol permite que el Barcelona juegue de memoria. Puede haber variantes tácticas en función de cada entrenador, pero la velocidad y habilidad para combinar y moverse con apoyos y pases en corto se trabaja desde la niñez. Denoueix hablaba siempre de la importancia de los automatismos, de conseguir que un equipo sepa en cada momento donde está el compañero y qué debe hacer con el balón. Eso da al juego una velocidad superior que marca la diferencia. A otro nivel, Zubieta tiene que buscar lo mismo. Trabajar una idea futbolística en la que crean sus jugadores desde el infantil txiki hasta el primer equipo.