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Jon Odriozola Periodista

Joden todo lo que tocan

No puede ser de otra manera bajo el fascismo más o menos risueño. El día que los futbolistas se declaren en huelga, ni estado de alarma ni ostias: ¡estado de excepción! El bien común lo exige

Lo que no consiguió la convocatoria el 29-S pasado por parte de unos sindicatos obsecuentes de una huelga general desmarrida, mustia y con deliquios, parece ser que dos mil y pico trabajadores que controlan la navegación aérea en el Estado han puesto, por unos días, patas arriba el glacis del país. Hasta el extremo de que el Gobierno español ha decretado el estado de alarma militarizando a punta de pistola, lo que no es sino un conflicto laboral, de mayor o menor envergadura, que esto, en sí, es escolástica pero no Derecho.

El Gobierno es trapisonda, trilero. Primero predispone a la «opinión pública» contra unos trabajadores «privilegiados» de elevados emolumentos y luego se da un puñetazo de autoridad en la mesa metiendo en vereda -militarizando- a estos asalariados, porque, desde una perspectiva de clase, que es la mía, son asalariados y, al margen de las antipatías que puedan suscitar, el hecho de que te fostien un finde en un puente, eso no cambia el carácter de conflicto de clase en esencia por mucho que cobren estos trabajadores de cuello blanco (los únicos, por cierto, que pueden ir a la cárcel si la cagan en sus funciones), que con su pan se lo coman y les aproveche. El Gobierno trata a la clase obrera, a los asalariados, como si fueran lumpenproletariado, esto es, apelan a lo más innoble del trabajador excitando un bajo instinto bilioso de envidia que, en lugar de exigir y luchar por más altos salarios, inocula la idea de que sean rebajados los honorarios de esa «casta» que son los controladores aéreos. Los fascistas de nuevo cuño se ponen populacheros diciendo, sacando pecho, ¡esta es la mía!, ¡me meto en el bolsillo a la purria a costa de estos «aristócratas obreros» que hacen huelgas «salvajes» en perjuicio del modesto trabajador -incluidos los inmigrantes- mileurista que sólo quiere disfrutar de unas merecidas vacaciones exiguas y van estos y les putean! Y encima, Odriozola parece que hasta defiende a este «gremio» semifeudal. ¡Como si la lucha de clases se redujera exclusivamente, que también, a una cuestión salarial o de negociación de convenios colectivos! ¡Qué más quisieran la burguesía y la patronal! Todo ello, por supuesto, despojado, lixiviado, escoriado, descascarillado, de su componente y costura política (y no me refiero a este caso en que ni declararon huelga ni sus demandas eran económicas).

Lo que no eran sino puras reclamaciones laborales relativas a las condiciones de trabajo, en absoluto «políticas», es justamente el Gobierno quien las «politiza». Y ello echando mano del estado de alarma. Obligando a «trabajos forzados», que eso es la militarización, a un colectivo que se ve burlado por unos gánsteres que le tratan como sediciosos en tiempos de guerra.

Ese reconocimiento del derecho de huelga está configurado como un instrumento de los trabajadores para la defensa de «sus intereses». Como si fueran corporaciones medievales. Sucede que es el propio Gobierno quien, tragando hiel, malgrè lui, lo «politiza» todo. Y no puede ser de otra manera bajo el fascismo más o menos risueño. El día que los futbolistas se declaren en huelga, ni estado de alarma ni ostias: ¡estado de excepción! El bien común lo exige.

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