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Karmele Ugarte, Kepa Martinez de Lagos y J. J. Huarte En nombre de varios colectivos cristianos (*)

Tiempo de esperanza para Euskal Herria

Animamos a todos los ciudadanos y ciudadanas vascas, con especial insistencia a quienes se consideran creyentes y a quienes quieran acompañarnos, a seguir el camino del compromiso en la construcción del pueblo

Como hombres y mujeres miembros de las diócesis de Baiona, Iruñea-Tutera, Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, que conforman la Iglesia de Euskal Herria, manifestamos desde el principio que no es nuestro cometido, en la coyuntura actual ni en ninguna otra, establecer la estrategia y agenda del recorrido que deben diseñar las fuerzas políticas que representan a la sociedad vasca. A ellas corresponde, sin excluir a ninguna, con la participación de todos y con el debido respeto a las demandas de la sociedad, conducir al pueblo vasco a una normalización que elimine toda forma de violencia y reconozca en plenitud todos los derechos que le corresponden. En este sentido, y como parte de la sociedad vasca, nos sumamos en su día al denominado Acuerdo de Gernika, por creer que recoge debidamente las aspiraciones y cauces de solución democrática y justa que sufre nuestro pueblo.

Somos seguidores de Jesús de Nazaret y de su mensaje, y tal como lo reitera el Concilio Vaticano II, «nuestros son igualmente los gozos y esperanzas» de nuestros hermanos y hermanas, hombres y mujeres de Euskal Herria y de todo el mundo, sean o no creyentes. Por eso:

-Aplaudimos y apoyamos los esfuerzos que desde hace muchos años y en especial en estos últimos meses y desde todos los ángulos, se han realizado para la resolución justa del conflicto y para que Euskal Herria sea reconocido plenamente como tal. Valoramos la entrega de quienes, sin negar sus limitaciones y los errores cometidos, han trabajado por defender, desarrollar y fortalecer las señas de identidad de nuestro pueblo, sus derechos, su lengua y se han empeñado en conseguir una paz duradera y definitiva desde la justicia.

-Animamos a todos los ciudadanos y ciudadanas vascas, con especial insistencia a quienes se consideran creyentes y a quienes quieran acompañarnos, a seguir el camino del compromiso en la construcción del pueblo. Especialmente insistimos en la importancia de la participación y compromiso de los y las jóvenes, sin los cuales no hay futuro y para quienes, denunciando la represión ejercida contra ellos, reclamamos su libertad de expresión y asociación.

-Nos solidarizamos con las personas víctimas del sufrimiento que el conflicto ha generado y ofrecemos nuestra cercanía y apoyo a todas ellas, particularmente a los familiares de quienes han perdido la vida y a quienes han sufrido y sufren en silencio y soledad, a los allegados de los presos alejados de Euskal Herria. Igualmente nos solidarizamos con todos los amenazados, represaliados y torturados, denunciando y exigiendo la erradicación de todo lo que atente contra la dignidad de las personas.

-Pedimos a la Iglesia y demás confesiones religiosas que, libres de toda atadura terrena, se posicionen a favor de los pobres y oprimidos y de los que sufren las consecuencias de estas injusticias y conculcación de derechos humanos, asumiendo la denuncia profética que de nosotros se espera.

-Al mismo tiempo que valoramos el decisivo anuncio por parte de ETA del cese de la violencia armada, pedimos que se proceda a la derogación de disposiciones que legitiman el ejercicio de toda clase de violencia institucional, así como la superación en nuestra sociedad de toda violencia de género, sexista, étnica o religiosa.

-Pedimos a los parlamentos y gobiernos de los estados español y francés que dicten las leyes justas y pertinentes, habiliten los medios adecuados que posibiliten el ejercicio de todos los derechos, incluido el de autodeterminación, sin mermas ni exclusiones, y cesen en sus políticas represivas. Serán éstos los criterios que midan e indiquen la calidad y verdad de los principios democráticos proclamados.

-Reiteramos nuestro propio compromiso a favor de Euskal Herria que, desde hace años, intentamos brindar a partir de una teología liberadora fundamentada en el Evangelio y las enseñanzas del Concilio Vaticano II, en fidelidad a nuestro pueblo. Como seguidores de Jesucristo y su Evangelio, creemos que son la verdad, la libertad, la justicia y, en definitiva, el amor los criterios, actitudes y horizonte que deben guiarnos. Este amor, que va más allá de ser una fórmula retórica, es el eje vertebrador de la vida de cualquier creyente y, para ser verdadero, debe convertirse en acción liberadora por los pobres, los presos y presas, los perseguidos y perseguidas, los más azotados por la crisis actual económica y la más profunda, de valores. Desde esa intención y praxis invitamos a los cristianos y cristianas y a toda persona de buena voluntad a renovar este compromiso solidario, actualizado y exigente de la construcción de la paz.

El Adviento y la Navidad son anuncio de esperanza para todos los pueblos. También para Euskal Herria. Con nuestros mejores deseos de justicia y paz.

(*) Comunidades Cristianas Populares de Euskal Herria, Herria 2000 Eliza y Coordinadora de Sacerdotes de Euskal Herria

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