CRíTICA clásica
Bajo el signo de Libra
Mikel CHAMIZO
El mayor reclamo del concierto protagonizado por el Ensemble Kuraia fue la presencia en el programa de “Libra”, de Roberto Gerhard, una obra maestra del Siglo XX que por alguna razón no se había escuchado antes en Bilbo. La pieza de Gerhard es larga, compleja, comprometida para cada uno de sus seis ejecutantes, y, además, requiere una dirección inteligente que saque a la luz la infinidad de estados de ánimo y recovecos expresivos que esconde su música. Los componentes, la mayoría jóvenes, del Ensemble Kuraia firmaron una versión muy meritoria de “Libra”, con un claro dominio de sus respectivos papeles, lo que les permitió construir un buen discurso camerístico dinámico y fluido, comandados por un Andrea Cazzaniga que demostró gran conocimiento de la partitura y un gesto flexible y lleno de intención.
Se podrán pulir detalles, pero para tratarse de una primera interpretación de música tan compleja, el resultado fue de un nivel sorprendentemente alto. Además, del estreno bilbaino de “Libra”, el concierto también trajo el estreno absoluto de “Cóndores, peces, dioses olvidados”, de Claudio Lluán, un autor interesado en el regionalismo crítico, una estética que mezcla el lenguaje musical contemporáneo con elementos de la música regional, en este caso el folclore argentino, concretamente de la zona de Rosario, donde vive y trabaja Lluán.
Fue una música de espera, pausada, misteriosa, con algunos logros tímbricos seductores pero, quizá, demasiado hermética en la transmisión de su mensaje simbólico.