GARA > Idatzia > Iritzia> Ikusmira

Política cultural reflejo de un fracaso político

Tras un paréntesis de siete meses «para la redefinición y redimensionamiento» de Tabakalera, que provocó la dimisión de su director, Joxean Muñoz, ayer su Consejo de Administración concretó algo en torno a su funcionalidad, pero dejó claro que para hacer frente a un presupuesto de 70 millones de euros -en lugar de 75- precisa un cuarto socio junto al Gobierno de Gasteiz, la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia. Tabakalera se percibe como otro proyecto estrella de ésos que no sólo no llegan a cumplir sus expectativas, sino que a menudo nacen como reacción localista a otros y entre todos componen una acumulación de centros dispersos en un área mínima. Un derroche económico y de esfuerzos que deja en evidencia una falta de planificación cultural más rentable y eficaz. Tabakalera, el Museo San Telmo, el nuevo Kursaal, Chillida Leku o el Museo Balenciaga son ejemplos en el territorio de Gipuzkoa, pero ilustrativos de errática política cultural, ésta sí, común en toda Euskal Herria y, paradójicamente, en parte consecuencia de la división política y administrativa del país. Pero además, lo que resulta aún más preocupante, esta política cultural dispersa no es sino el reflejo del fracaso de una dinámica política en todos los ámbitos, cuyas consecuencias afloran más pronto que tarde y las soportan -y pagan- la gran mayoría de los ciudadanos.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo