El fundador de Wikileaks, Julian Assange, encarcelado en Londres y amenazado por una posible extradición a Suecia, comparecerá hoy por tercera vez ante la justicia, a fin de que el tribunal decida si mantiene la orden de libertad condicional dictada el martes o, por el contrario, se aferra al recurso presentado por las autoridades suecas.

La vista esta prevista para las 13.30 en el Tribunal Superior de Justicia de la capital británica.

La decisión adoptada no podrá ser recurrida: o bien se rechaza el recurso sueco y el fundador de Wikileaks queda en libertad condicional o bien se acepta, manteniendo al australiano en prisión.

Sin embargo, el periodista australiano podría volver en un periodo posterior ante un tribunal de primera instancia para presentar nuevas pruebas de cara a obtener la libertad bajo fianza, informó AFP, citando fuentes de esta institución.

Detenido el 7 de diciembre a petición de Estocolmo, donde es reclamado en el marco de una investigación por presuntos delitos sexuales, el australiano de 39 años espera abandonar la cárcel, después de que el juez Howard Liddle emitiera una sentencia favorable, aunque después fuera recurrida.

«¿Debe Julian Assange pudrirse en prisión, o debería tener la posibilidad de salir y permanecer bajo arresto domiciliario mientras preparamos el caso?», se preguntó ayer Mark Stephens, uno de los abogados del periodista y matemático, quien denunció, además, los serios problemas que está sufriendo para ponerse en contacto con su cliente.

Assange «está plenamente convencido», según su propio abogado, de que «si va a Suecia, le van a enviar a Estados Unidos», en referencia a las maniobras que tratan de ejecutar en su contra desde Washington por haber publicado documentos sensibles para el Pentágono y el Departamento de Estado.

«Es improbable que, incluso si es considerado culpable, Assange vaya a la cárcel [en Suecia], por lo que en estas circunstancias uno debe preguntarse, `¿por qué están las autoridades suecas están tan decididas a que pase la Navidad en la cárcel?'», apostilló Stephens.

Si el informático es finalmente liberado, deberá someterse a estrictas condiciones: llevará un brazalete electrónico de control, se le confiscará el pasaporte, y deberá permanecer en un domicilio fijo, además de respetar un toque de queda.

A esto hay que sumarle la fianza de 240.000 libras (283.000 euros) fijada el martes por el Tribunal londinense.