El proceso histórico contra unos 200 militares turcos, entre ellos ocho de alta graduación, acusados de haber preparado un golpe de Estado para derrocar al Gobierno islamista de Recep Tayyip Erdogan, comenzó ayer cerca de Estambul.

Este proceso constituye la amenaza más directa jamás esgrimida contra el Ejército turco, guardián de la laicidad del Estado, pero cuya presencia en la vida política se ha reducido considerablemente desde que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan llegó al poder en 2002.

Un juez procedió a verificar la identidad de los 196 acusados. Todos ellos están libres.

Decenas de periodistas siguen este proceso, que promete ser largo, en un tribunal preparado en la penitenciaría de Silivri, cerca de Estambul.

Entre los acusados figuran el ex general Cetin Dogan, sospechoso de ser el cerebro de un plan para crear inestabilidad en Turquía, y los antiguos responsable de la Marina y del Ejército del Aire, Ozden Ornek e Ibrahim Firtina.

Expresándose ante el tribunal, Dogan afirmó que este caso no tiene base legítima. «Tarde o temprano, llegará la Justicia. Cuanto más tiempo se necesite, peor serán las consecuencia para quienes han fabricado las pruebas», declaró y destacó que los documentos presentados corresponden a un ejercicio virtual.

Los sospechosos, entre quienes hay oficiales superiores en activo, hacen frente a penas de entre quince y 20 años de prisión por «intento de derrocar al Gobierno o utilización de la fuerza y la violencia para impedirle cumplir con sus funciones».