Una imitación de un bando municipal que prohíbe el tradicional mercado de Santo Tomás, colocado en portales y otros puntos de Bilbo, ha vuelto a dejar en evidencia la polémica ordenanza de Uso del Espacio Público, impulsada por el equipo de gobierno PNV-EB.

En el escrito, se detalla que en el mercado que reúne el 21 de diciembre a decenas de miles de personas en El Arenal y Casco Viejo «se práctica masivamente el botellón», «una grave alteración de la convivencia ciudadana» no permitida por la normativa aprobada el 23 de setiembre en Pleno por los votos de los partidos que mantienen a Iñaki Azkuna al frente de la Alcaldía.

Además, se apunta que «está prohibida toda práctica o acto donde el sexo esté explicitado y sea pública y notoria su realización al desconsiderar al resto de la ciudadanía con estas actitudes incívicas», citando el artículo 16 de la ordenanza. Por ello, al igual que por el botellón en la vía pública, se reclama que se suspenda el mercado, citando también la multitudinaria presencia de personas en la calle, «que imposibilita y entorpece el normal tránsito peatonal».

Numerosas «irregularidades»

No son los únicos puntos expuestos en el bando municipal, que tiene el mismo aspecto de los que emplea el Ayuntamiento para dar avisos, aunque la firma desvela que no es oficial pues lo rubrica «Iñaki Astuna Ureta. Alcalde de Bilbado».

Las «irregularidades» citadas en la supuesta comunicación del Consistorio bilbaino son también que las actuaciones musicales «y canturriadas» se prolongan por más de 45 minutos, lo que no está permitido por la ordenanza, como tampoco la instalación de mesas informativas o la venta ambulante de diferentes productos, no sólo alimentarios. «Los y las baserritarras de los puestos no son personal homologado para la actividad de venta ni el talo con chorizo, tan extendido ese día, cumple de manera exhaustiva la normativa sanitaria», recoge el papel, citando los requisitos que se contemplan en el artículo 76 de la polémica norma.

Otros de los aspectos que se enumeran, son que se realizan «actividades publicitarias prohibidas como el reparto del calendario de la caja de ahorros y el pañuelico verde (artículo 104)». Todo ello para terminar afirmando que el mercado de Santo Tomás supone una «flagrante vulneración de la normativa vigente», lo que lleva a suspenden la feria.