Dicen que el padre de la semiótica, Mc Luhan, dijo que «el medio es el mensaje». La sentencia viene hoy a cuento de la entrevista que anteayer protagonizó Rufi Etxeberria en Radio Euskadi, la segunda desde que fue puesto en libertad. Se pueden imaginar la escandalera que han organizado los medios de la derechona y el unionismo más fanatizado.

En «La Razón» cogían el rábano por las hojas y afirmaban que «Rufi Etxeberria confirma un alto el fuego `permanente'», para matizar a continuación, de su propia cosecha, que «Los pistoleros buscan colar a su brazo político en las municipales con mínimas concesiones». Y, por supuesto, le acompañaba un editorial en el que dejaban claro que se trata de «una reedición de la vieja farsa que a nadie debe engañar y al Gobierno menos que a nadie».

También «Abc» dedicaba una página a la entrevista y hablaba de los contenidos de un comunicado que, hasta el momento, nadie ha leído: «El comunicado no incluirá compromisos relevantes por parte de ETA. En todo caso jugará con algún concepto novedoso para mantener las expectativas en Batasuna». Pues yo atendí a la entrevista con Rufi Etxeberria y no entendí nada de eso.

También «El Mundo» publicaba un editorial en relación a la entrevista y entendía que el mero hecho de ser entrevistado un relevante líder político «arroja una clara lectura política».

Según el editorialista «sus declaraciones (las de Etxeberria) sobre la apuesta política de Batasuna, cierta autocrítica respecto al pasado y un próximo comunicado de ETA, no llegan a eclipsar el significado en sí mismo de su presencia en el ente público». Hasta ahora una pensaba que, precisamente por ser un «ente público» dedicado a la información, la presencia de un político que tiene cosas de interés que transmitir era, simplemente, obligado recabar su opinión e información. En «El Mundo» parece que no lo tienen tan claro.

Y lo llevan, además, al terreno del pacto unionista: «La decisión (de entrevistar a Etxeberria) rompe el criterio seguido tras la llegada de López a Ajuria Enea e implica que el PSE y el Gobierno empiezan a responder con gestos perceptibles a los movimientos de Batasuna». Gestos insuficientes, diría yo.