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El arzobispo de Iruñea, reacio a suprimir símbolos franquistas de las iglesias

Aunque la Ley de Memoria Histórica fue aprobada hace tres años, el arzobispo de Iruñea, Francisco Pérez, todavía sigue manteniendo símbolos y referencias franquistas en iglesias de Nafarroa. Ni siquiera ha respondido a las peticiones que recibió el año pasado para suprimir esos símbolos.
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Iñaki VIGOR

El Arzobispado de Iruñea no sólo se ha apropiado de la inmensa mayoría de las iglesias históricas de Nafarroa, sino que en algunas de ellas sigue manteniendo símbolos y referencias a la dictadura franquista y a quienes la defendieron. «A la memoria de los héroes de este pueblo, muertos en defensa de la religión y de la patria en la cruzada de 1936 a 1939». Éste es el texto que figura en una placa que todavía se conserva en un muro de la iglesia de Zufia, un pequeño pueblo situado a media docena de kilómetros de Lizarra.

El caso de Zufia no es el único. Junto a la puerta principal de la iglesia de Oteiza, localidad ubicada también en Lizarraldea, se mantiene otra gran placa negra con un texto similar: «Muertos por Dios y por la Patria». En este caso se han incluido los nombres de 26 vecinos del pueblo que murieron defendiendo la sublevación militar en julio de 1936. Sin salir de Lizarraldea, la iglesia de Lukin conserva otra placa similar en recuerdo a los caídos en el bando franquista, también con sus nombres y apellidos y su correspondiente simbología.

Estos tres casos son un ejemplo del incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica por parte de la jerarquía de la Iglesia católica, no sólo en templos de Nafarroa, sino también en los de otras zonas del Estado. Ya en abril del pasado año, el diputado Joan Herrera (ICV) pidió en el Congreso español que el Gobierno de Zapatero aplique esta ley y retire las subvenciones a las instituciones públicas o privadas que no eliminen «con urgencia» toda la simbología franquista que aún conservan en sus edificios, con expresa mención a la Iglesia católica.

Desde entonces ha transcurrido más de año y medio, pero la simbología franquista persiste en muchas iglesias. En el caso de Nafarroa, fue el concejal Jaime Garin, del Ayuntamiento de Lizarra, quien a finales del pasado año envió al Arzobispado de Iruñea un escrito en el que le instaba a retirar esos símbolos, con mención expresa a los casos de Zufia y Oteiza. Este edil independiente (elegido en la lista de EA) recordaba al arzobispo que la Ley de Memoria Histórica recoge en uno de sus apartados la obligación de retirar todos los símbolos franquistas. «Parece ser que la Iglesia católica no se ha dado por enterada de la citada ley, puesto que en varias iglesias navarras nos encontramos con ese tipo de epitafios», constata Garin.

El pasado día 10 se cumplieron tres años de la aprobación de la citada ley. Unos días después, este mismo concejal remitió al Arzobispado otra carta similar a la del pasado año, en la que le insta a retirar la simbología franquista de las iglesias. Garin lamenta que el Arzobispado ni siquiera le haya respondido a la requisitoria que le envió hace más de un año.

El Arzobispado no sólo está incumpliendo la normativa estatal, sino también la «Ley de símbolos de Navarra», aprobada por el Parlamento en abril de 2003. Esta ley se elaboró expresamente para prohibir la ikurriña en los ayuntamientos navarros, pero finalmente se le añadió una disposición transitoria bajo el epígrafe «Retirada de simbología franquista». En ella se dice que los símbolos integrados en edificios de carácter histórico-artístico «serán sustituidos y enviados para su custodia a la Institución Príncipe de Viana, salvo que resulte materialmente imposible la operación de sustitución». Esta ley ya lleva vigente casi ocho años, pero tampoco parece que vaya a tener efectos sobre la Iglesia católica.

Cementerio franquista en Iruñea

Otro ejemplo de incumplimiento de la ley se encuentra en el cementerio de Iruñea. Dentro de este recinto, como si se tratase de un cementerio propio y diferenciado, hay más de un centenar de tumbas de caídos en el bando franquista, presididas por un mausoleo. Se ha suprimido en él la inscripción «Por Dios y por la Patria», pero la simbología franquista se mantiene en las cruces. En todas ellas figuran placas con las identidades de los fallecidos y símbolos del Ejército franquista, de requetés, falangistas y carlistas que combatieron en las filas fascistas para derrocar la II República española.

La ordenanza reguladora del cementerio establece que «no se reservará ningún espacio de carácter especial para enterramientos que pudieran implicar privilegio o discriminación por razón de religión o por cualquier otra causa», pero en este caso no se cumple.

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