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Wikileaks, más allá de la película

Aunque las implicaciones globales sobre todo lo que ha ocurrido con las revelaciones de Wikileaks son de largo alcance, hay una sensación inevitable de que todo está siendo reducido a una biografía de película - la vida de Julian Assange-. En medio de acusaciones sexuales, reales o ficticias, el hombre más mediático del planeta en este momento ha sido arrestado, encarcelado y confinado en una casa de campo del siglo XVIII desde donde da entrevistas de televisión, amplificando la confusión, que parece ya del género cinematográfico. Sin embargo, conviene ir más allá del personaje, de las circunstancias privadas de su protagonista que son imposible juzgar. Y al que en todo caso, hay que reconocer celo profesional, habilidad técnica y gran inteligencia.

Las revelaciones de Wikileaks han aflorado en tal cantidad que absorber todo el significado global y todo el impacto parece imposible. Incluso puede generar el efecto contrario, la «wikifatiga», el hastío y el desinterés por no poder digerir tal volumen de información. Documentar crímenes de guerra, corrupción, hipocresía y codicia, y un ejercicio cínico del poder a gran escala, que en sí mismos no suponen una sorpresa para el ciudadano medio con criterio e informado, está teniendo derivadas, entre ellas la de la función del periodismo, y plantea nuevas preguntas sobre el futuro de derechos básicos como el de la libertad de expresión.

Muchos ciudadanos ven Internet como un espacio público cuando en realidad es una esfera privada, y las compañías -como así lo han hecho Amazon y PayPal con Wikileaks- que controlan casi todos los fórums pueden ejercer sus derechos de propiedad y prohibir lo que quieran. Tienen el derecho a ser cobardes si observan riesgos en términos de opinión pública -y para la norteamericana ésta es una cuestión de «alta traición»- o un conflicto potencial con los políticos dominantes. Pero con posiciones tan contrarias -alta traición versus servir el interés público- y con un contencioso que es tan fundamental -qué pueden publicar los ciudadanos-, uno de los grandes dilemas que se plantean es: ¿Puede la libertad de expresión ser protegida en una Internet privada?

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