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El turrón se quedó en empanada

La escuadra navarra no supo sacar partido del meritorio punto conseguido hace una semana en Mestalla y fue incapaz de pasar de un raquítico empate a cero ante los entrenados por Aguirre. Los locales se diluyeron en el descanso tras una primera parte con arreones.

Natxo MATXIN

Agridulce le va a saber el turrón navideño a la afición rojilla tras comprobar cómo la escuadra navarra no consigue desasirse del peligro del descenso -la brecha queda ahora a cuatro puntos-, fruto entre otras cosas de la irregular relación de Osasuna con el gol. Aunque ayer volvió a dejar su portería a cero, los de Camacho tampoco pudieron perforar la de un rival, que demostró su condición de colista, pero que, gracias a la poblada acumulación de fuerzas en defensa, le cogió la medida a los anfitriones.

Con dos partes bien diferenciadas, el cuadro local jugó a arreones en la primera y en la segunda su presencia en ataque fue prácticamente nula, pese a que su técnico se quedara satisfecho con el trabajo global de los jugadores encarnados. Hasta nueve saques de esquina botó Osasuna en los primeros cuarenta y cinco minutos, llegando a acogotar al Zaragoza en momentos concretos del choque. Sin embargo, unas veces Leo Franco y otras bajo palos, las ocasiones rojillas se fueron desbaratando y el tiempo pasando sin que variara el marcador.

Fueron eso, arrancadas puntuales, que no tuvieron continuación en un juego nuevamente directo y previsible, sin un necesario cambio de ritmo, que hubiera hecho mucho daño a un oponente que casi vino a Iruñea a colgarse del larguero. El conjunto rojillo no tuvo en su medio campo un motor lo suficientemente potente como para explotar los numerosos defectos de la escuadra maña, en una segunda oportunidad para Vadocz de jugar en el doble pivote -volvió a ser patente que no es su posición- y la ausencia injustificada de un Patxi Puñal, de quien se echa en falta su dinamismo y entrega.

Muy vulnerable en las jugadas de estrategia -Masoud se reivindicó como el futbolista idóneo para botarlas-, el Zaragoza las pasó canutas nada más darse el pitido inicial, al cuarto y a la media hora, periodos en los que los rojos llegaron con mayor claridad a las inmediaciones de Leo Franco, a la postre uno de los mejores del encuentro.

Como el gato que juega con el ratón antes de comérselo, daba la sensación de que Osasuna estaba desgastando a su enemigo hasta darle la dentellada mortal tras el paso por vestuarios. Pero ocurrió más bien al contrario. Los de Aguirre apretaron líneas, se solidarizaron en el cierre de huecos y se hicieron con la pelota de una manera más constante, aunque siempre con la inocencia por bandera en los metros decisivos.

Contribución arbitral

Por si ello fuera poco, la actuación de Mateu Lahoz contribuyó al desquiciamiento generalizado. El trencilla valenciano ya había demostrado en la primera mitad su «estilo inglés», dejando jugar más de la cuenta, pero el envite se le acabó yendo de las manos en la segunda, cuando dejó de sancionar clarísimas faltas, en especial un lance en el que Diogo debió ser expulsado a falta de poco más de diez minutos para el final cuando trabó a Masoud, que se iba solo hacia Leo Franco.

Demasiados obstáculos para un equipo que se vuelve muy previsible cuando no cuenta con la chispa de Juanfran -desapareció del campo en el segundo periodo- ni hay un centrocampista que lo impulse hacia la meta contraria.

 

Camacho: «Se ha trabajado para ganar el partido, pero ha faltado un pelín de suerte»

El técnico rojillo, José Antonio Camacho, recurrió una vez más al tópico de la suerte para explicar que dos puntos volaran de El Sadar poque, a su juicio, el equipo no tuvo mácula alguna en el trabajo realizado. «Osasuna ha trabajado para ganar el encuentro, pero nos ha faltado un pelín de suerte. Hemos ido macerando el partido, pero nos ha faltado el gol. También tiene mérito que hayamos llevado todo el peso del choque y que el Zaragoza no llegara a nuestra área. Ricardo ha sido un mero espectador», explicó.

Fortuna y «alguna decisión más equilibrada», en clara alusión al pésimo arbitraje de Mateu Lahoz, que hubiera propiciado perforar la meta de Leo Franco. En este último aspecto, el técnico murciano analizó una de las jugadas claves del envite, en la que Diogo, tras resbalarse, impide el avance de Masoud, que se iba solo hacia el cancerbero de la escuadra maña. «Tenía que haber sido expulsión, pero no lo ha pitado», indicó escueto.

En cuanto al empate final, Camacho lo valoró como «un punto más, lo que me interesa es sumar. Sabíamos que iba a ser un partido de mucho trabajo y de saber hacer las cosas con tranquilidad, lo hemos buscado así, pero repito que nos ha faltado el gol», finalizó.

Javier Aguirre regresaba a El Sadar, una visita «especial», donde su escuadra «jugó bien en defensa, pero no así en ataque», además de reconocer que «si hubiera sido a los puntos, Osasuna nos habría ganado». «Estamos descompensados, mi labor es que el equipo juegue mejor la pelota», añadió.

En ese sentido, también asumió que «no es una buena media» el sumar de uno en uno, pero sacó pecho por haber superado «una exigente prueba ante un rival que te somete en defensa» y adelantó que los suyos se la juegan en enero «cuando tenemos tres partidos en casa de cuatro y no podemos dejar escapar más puntos en casa para no perder comba».  N.M.

Posible último entreno antes de las vacaciones

La plantilla osasunista regresa hoy al trabajo -Tajonar, 10.30- en lo que puede ser la última sesión antes de las vacaciones navideñas. Aunque de momento está establecida otra jornada de entrenamiento para mañana, es muy posible que acabe anulándose.

El juvenil gana por la mínima al Burgos

El juvenil rojillo de División de Honor se impuso al Burgos por la mínima (1-0) en Tajonar, en una jornada de victorias del fútbol base, con la única excepción del de Liga Nacional, que cayó ante el San Javier (3-2). Los cadetes ganaron ante el Amigó (3-0) y el Uharte (0-2), al igual que los infantiles, con goleadas de 0-9 y 0-4 a favor.

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