El primer ministro británico, David Cameron, propuso pedir ayuda al Ejército para poder desbloquear el aeropuerto de Heathrow, donde cientos de pasajeros permanecían bloqueados ayer desde hace varios días debido a la nevada y anunció que la segunda pista del aeródromo debería abrirse ayer por la noche.

Durante una conferencia de prensa en Londres, Cameron explicó que se estaban manteniendo «intensas conversaciones» entre el gestor del aeropuerto, BAA, y el ministro de Transportes, Philip Hammond, para asegurar que el tráfico aéreo volviera a a la normalidad lo antes posible.

«Puedo decirles que actualmente, los quitanieves están actuando en la segunda pista y que se abrirá esta noche [ayer]», aseguró Cameron.

«También hemos propuesto asistencia militar para BAA», prosiguió. «Nos estamos enfrentando a condiciones meteorológicas extremas y es comprensible que Heathrow haya tenido que cerrar brevemente», comentó el primer ministro. «Pero estoy frustrado, como todos los que han resultado afectados», se disculpó.

CE: «El caos, inaceptable»

La Comisión Europea (CE), por su parte, calificó de inaceptable el caos vivido en los aeropuertos europeos por las nevadas, que también afectaron al tren Eurostar, obligando a miles de personas a esperar un convoy en Londres para poder viajar al continente.

El comisario de Transportes, Siim Kallas, se declaró «extremadamente preocupado por el nivel de perturbaciones que la nieve ha causado para viajar por Europa. Es inaceptable y no debería producirse».

Kallas pretende reunir en los próximos días a los representantes de los aeropuertos para pedirles explicaciones y añadió que la Comisión podría presentar medidas legislativas «sobre la exigencia de servicios mínimos en los aeropuertos».

Pasajeros durmiendo en el suelo en Heathrow o la falta de líquido anticongelante en Bruselas han sido las consecuencias de las inusuales nevadas que han coincidido con el flujo máximo de pasajeros debido a las vacaciones de Navidad, lo que ha supuesto el caos en el transporte aéreo.

El mayor aeropuerto francés, el de Roissy, al norte de París, funcionó todo la noche del lunes al martes. Con la mejora del tiempo, las compañías debían gestionar el retraso acumulado desde el sábado en los vuelos, que se extendió al ferrocarril.

En Londres, miles de pasajeros esperaban un tren Eurostar en una cola que se extendía por más de un kilómetro alrededor de la estación de Saint Pancras.

En Bruselas, mientras, lograron transportar anticongelante para todos los vuelos tras días sin este producto.