Despues del día de moratoria aplicado durante Año Nuevo, ayer entró en vigor en Hego Euskal Herria la nueva Ley española del Tabaco que prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados y en algunos al aire libre, como parques y lugares de ocio infantil, colegios y recintos hospitalarios.

Aún es pronto para saber si realmente esta nueva legislación, más restrictiva que la anterior -que no logró sus objetivos- y más dura que la mayoría de leyes similares en el entorno europeo -que en general sí han logrado sus objetivos y se cumplen desde hace años- logrará reducir el tabaquismo y garantizará los derechos de los no fumadores. Tanto ellos como los fumadores miran a esta norma con escepticismo, y muchos critican la gran contradicción entre defender una ley del tabaco muy rigurosa y que el Estado reciba grandes cantidades de dinero de esa misma fuente a través de impuestos.

Los hosteleros son doblemente críticos con la ley. Unos porque piensan que esta norma afectará a sus negocios en un momento de crisis, donde ya resulta realmente difícil mantener los locales abiertos. Y otros porque creen que la ley pone la responsabilidad de que se cumpla sobre ellos, obligándoles a «ejercer de policías».

Pese a la incertidumbre de si los hosteleros denunciarán a sus clientes infractores, lo que está claro es que la ley sí castigará a los hosteleros que permitan fumar en su establecimiento. Fumar en un lugar prohibido puede salir muy caro desde ayer, sobre todo para los propietarios de los locales. En función del tipo de infracción, las multas pueden ir desde los 30 euros hasta los 600.000.

Sin compensación

Desde ayer, en todos los bares, restaurantes o discotecas cuelga, o debería colgar, el cartel de prohibido fumar, sin que importen los metros del local ni las separaciones físicas entre fumadores y no fumadores.

Ésta es otra de las quejas lanzadas por los hosteleros, ya que en la nueva ley ni siquiera se contemplan indemnizaciones para aquellos locales de más de cien metros cuadrados que, con el objetivo de cumplir la anterior normativa de 2005, realizaron obras para separar las zonas de fumadores de las libres de humo.

A partir de ahora, todo aquel que quiera fumar deberá abandonar el establecimiento y hacer frente a condiciones meteorológicas como el frío o la lluvia. Los hosteleros más precavidos han instalado toneles donde apoyar la consumición y calefactores que contrarrestan el frío en los alrededores del local; y ha habido incluso quien ha prestado mantas a los fumadores, como en Iruñea.

La llegada del verano facilitará fumar en la calle, pero no del todo, ya que esta ley también matiza cómo fumar en las terrazas. Según la norma, se puede fumar en el espacio al aire libre de la hostelería siempre que no esté cubierto, o si la cubierta no está rodeada por más de dos paredes o muros.

Más allá del frío que pueda pasar el fumador a la puerta del bar, los que pueden acabar sufriendo la Ley Antitabaco son los vecinos de los locales de ocio nocturno. Tanto en las terrazas como en las puertas de bares y discotecas, previsiblemente los fumadores harán ruido y hablarán a altas horas de la noche, lo que generará quejas. Hay quien considera que estas denuncias podrían forzar restricciones en los horarios del sector hostelero.

El endurecimiento de la ley del tabaco conlleva que no se pueda fumar en los bares, restaurantes, discotecas, etc., pero paradójicamente estos locales, vetados al humo, podrán seguir vendiendo tabaco.