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SALUD LABORAL

El turno de noche eleva en un 40% el cáncer de mama entre las trabajadoras

 

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Juanjo BASTERRA

Un simposio organizado en París conjuntamente por la Asociación para la Investigación del Cáncer (ARC) y el Instituto Nacional del Cáncer (INCA) sobre «Cáncer y trabajo: ¿dónde estamos?» pone de manifiesto que los trabajadores no son todos iguales cuando se trata de cáncer de origen profesional. En el encuentro celebrado en París hace unos días se analizaron los resultados de proyectos de investigación de 2006 y 2007.

Según informaron ambos centros a GARA, en el estudio sobre el efecto en el empleo se demostró que en uno de cada dos pacientes de cáncer menor de 65 años «la cuestión de la conservación del empleo o la vuelta al trabajo es un objetivo a acelerar». Sin embargo, las posibilidades de ejercer la misma ocupación dos años después del cáncer «muy reducida».

Jean-Paul Moatti y Gallardo Lucille expusieron en su trabajo de investigación sobre el cáncer de mama que «la pérdida del empleo de mujeres entre los 10 y los 16 meses después del diagnóstico de cáncer de mama afecta principalmente a personas contrato de trabajo precario o categorías socioprofesionales desfavorecidas». Pero, 28 meses después se sabe que una de cada cinco mujeres ya no trabaja.

Anne-Marie Waser estudió la diversidad de estrategias y los acuerdos para conciliar el trabajo y la salud. Sobre la base de una encuesta cuantitativa, muestra que hay dispositivos que impiden su desarrollo, incluyendo sanciones económicas y no permitiendo que se conozcan las ayudas existentes.

Bruno Maresca mostró los resultados de una encuesta en empresas francesas y alemanas, que demuestran que en el Estado francés la gestión de la conservación del empleo se hace de forma individual, a diferencia de Alemania, donde la gestión larga enfermedad está estrechamente relacionada con la integración de las personas con discapacidad en las empresas.

Desigualdad en la empresa

Alain Paraponaris señaló que la pérdida de empleo por el cáncer es también una cuestión de desigualdad. «Si bien, dos de cada tres empleados con cáncer todavía tiene un trabajo dos años más tarde, hay muchas diferencias entre categorías profesionales, en parte debido a la dificultad de la tarea». La proporción de mantenimiento del empleo -según recogen ambas asociaciones- es de «casi un agricultor o un trabajador poco cualificado por casi tres profesionales de tipo medio; pero esa proporción se eleva a cuatro si son empresarios, los gerentes y los profesionales intelectuales».

Sobre la exposición al reconocimiento de cáncer de origen profesional en los siete proyectos de investigación seleccionados, Lebailly Pierre, autor del estudio de agricultura y cáncer, mostró la incidencia de cáncer y la mortalidad en las zonas agrícolas en el Estado francés con más de 180.000 inclusiones entre 2005 y 2007. Es la mayor serie mundial, según estos organismos. Los primeros resul- tados muestran, por ejemplo, que el cáncer relacionado con el tabaco es menos común en las zonas agrícolas, así como los cánceres de mama y de ovario.

Pascal Guénel realizó un estudio de casos y controles sobre factores de riesgos laborales del cáncer de mama en Ille-et-Vilaine y Côte-d'Or. La muestra incluye 1.234 mujeres con cáncer de mama y un grupo control de 1.317 mujeres. «Es una base de datos única en el Estado francés sobre este tema». Los primeros resultados ponen de manifiesto «un mayor riesgo de cáncer de mama entre enfermeras y trabajadores de la industria textil. Es lo mismo para las mujeres que trabajaban en las noches a turno completo: el riesgo de cáncer de mama se incrementa significativamente en un 40% en comparación con las que no trabajaban por las noches».

Isabel Stucker y Danièle Luce se refierió a todos los factores de riesgos laborales que en la actualidad se sospecha producen cáncer respiratorio. Sus autores observan un «exceso» de cáncer de pulmón entre los ensambladores de aparatos eléctricos, fontaneros, electrónicos e instaladores de tuberías y trabajadores de la construcción. También advierten del aumento del riesgo de cáncer de cabeza y cuello «significativo» en la limpieza, los trabajadores fabricantes de herramientas y trabajo de los metales. En futuros análisis se centrarán en los gases de diesel y soldadura en las fibras minerales. Annie Thébaud-Mony presentó la influencia del cáncer en la subcontratación. Confirmó la desigualdad entre los trabajadores en precario y los trabajadores permanentes. «La desigualdad entre los trabajadores subcontratados en la exposición ocupacional a sustancias y los procesos cancerígenos es evidente, ya que el acceso al reconocimiento de cáncer de origen profesional y al desarrollo de mecanismos de prevención. quedan fuera de su aplicación de estos trabajadores», precisó.

 

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