Arnaitz GORRITI

No hay lado bueno en un partido como el de ayer, pero puestos a ser positivos, habrá que decir que el juego de Lagun Aro GBC tocó fondo y que, por ende, el próximo partido -derbi ante el Caja Laboral Baskonia, a disputarse en Donostia el domingo que viene a las 12.30- será mejor. Porque como resulte peor...

Ironías aparte, la pelea por la Copa se le ha complicado muchísimo al cuadro donostiarra después de un tropiezo tan doloroso como inesperado. Desde el salto inicial, el encuentro de los de Laso fue un despropósito continuo repleto de errores. Sorprendió, decepcionó más bien, el horrible partido de los bases Uriz y un Salgado que, al parecer, se vio atrapado por la maraña defensiva urdida por Txus Vidorreta. Desde luego, a su lado, tanto Heurtel como sobre todo Llompart parecían jugadores de NBA.

Pero es que sus compañeros rayaron al mismo nivel, sobre todo hombres como Panko o Doblas. Por fortuna, tampoco es que Alicante jugara mejor. Llompart daba buenos minutos, Andriskevicius se imponía en la zona y Doellman ponía los puntos, pero sin alardes. De hecho, después de un vergonzante primer cuarto y de un amago de escapada visitante con 12-24, los de Laso se reengancharon gracias a los tiros libres de la «intendencia»; esto es, Kone y Alfonso Sánchez, que al menos pusieron sangre y mala leche.

Jugando a ser entrenador

Con un resultado tan malo como 24-32 al descanso, algo debía cambiar. La bronca de Pablo Laso debió ser de las buenas, porque sus hombres salieron con otros bríos. Baron, que hasta aquel momento se veía incapaz de superar los marcajes de Hasbrouck y Cazorla, empezó a ver el aro con sus misiles, pero sobre todo destacó un Albert Miralles que añadió a su lucha un acierto imprescindible para su equipo. Así, gracias a un parcial de 12-2, los locales lograron ponerse en cabeza por vez primera: 36-34.

Durante el tercer período ambos equipos se fueron arrebatando el liderato, y aunque el último cuarto empezaba con ventaja levantina, 42-44, el partido tenía mejor cariz. Panko, por ejemplo, sumaba gracias a los rebotes y a los tiros libres, y Miralles y Baron eran dos referencias ofensivas claras.

El reengancharse al partido había exigido mucho desgaste a ambos protagonistas y Laso decidió sentarlos para que descansaran, sobre todo Baron. Pero el técnico gasteiztarra se olvidó del Búho en el peor momento. Durante los ¡cinco minutos! que lo tuvo en la banca, el resultado pasó del 45-48 al 49-57. Stojic, Andriuskevicius, Heurtel y Hasbrouck anotaron una vez cada cual, mientras que por parte local sólo llegaron cuatro tiros libres de Panko. Los bases, además, dieron un clínic de constantes malas decisiones.

Volvió Baron con un «dos más uno» bajo el brazo, pero Stojic replicó con la misma moneda. Otra vez Baron, Uriz y Doblas pusieron el marcador 56-59 a falta de 28 segundos. Incomprensiblemente, Lagun Aro GBC decidió defender, para hacer falta a Doellman... a 6 segundos. Laso jugó al entrenador brillante y sólo remató una derrota que provocó una pitada de la afición y que complica la Copa sobremanera.