Tras la traición de Spanoulis, que este verano cruzó la línea para enrolarse en el archirival Olympiacos, y la salida de Sarunas Jasikevicius, toda la responsabilidad de crear el juego esta temporada ha recaído en Dimitris Diamantidis y el capitán ha tirado del carro, convirtiéndose en uno de los jugadores más destacados de esta primera fase de la Euroliga. De hecho, el jugador griego, que ya ha abandonado a su selección para centrarse en el PAO, es el segundo más valorad0 del torneo, con 18,7 de valoración, sólo por detrás de Langford, del Khimki (19,7). Además, el base fue designado como el MVP de diciembre.

No obstante, no todo son buenas noticias en el equipo del trébol, que también arrastra varios problemas por las lesiones. De hecho, ha perdido a Aleks Maric -el elegido para cubrir el hueco dejado por Pekovic al irse a la NBA- por lo menos hasta el mes de marzo y Mike Batiste, otro puntal interior para Obradovic también se ha perdido varios partidos, aunque parece que volverá a jugar de inmediato. El escolta con pasado baskonista Drew Nicholas también parece sufrir algún tipo de problema físico que lo ha llevado a Estados Unidos a tratarse.

El fichaje que mejor resultado le ha dado hasta ahora ha sido el africano Romain Sato, comprado al Montepaschi este verano y que ha cubierto con garantías esa posición de alero algo huérfana desde la marcha a Moscú de Siskauskas.

El siempre competitivo producto griego también le ha dado solidez al proyecto verde, con el alero Perperoglou, Antonis Fotsis (7.9 puntos y 5 rebotes), Kostas Tsartsaris (5 puntos) e Ian Vougioukas (5.2 puntos) aportando consistencia y una gran amplitud de plantilla.

Tres derrotas

Como siempre, el equipo ateniense vuelve a ser un claro aspirante a todo, por mucho que sus sensaciones no han sido tan fieras como otros años, ya que ha encajado tres derrotas en diez partidos, entre ellos una en casa ante Valencia. Además, el año pasado ya cometió un fiasco en esta misma fase.