Raimundo Fitero
Carta de ajuste
Hay que ajustar el mapa de nuestro electrodoméstico esencial porque pasamos demasiado tiempo merodeando de canal en canal hasta encontrar lo que buscamos, que, por alguna ley, siempre está al otro lado del mando. Alguno de los canales recién llegados le pide a sus telespectadores que coloquen su oferta en el número homónimo del mando a distancia o módulo del TDT. Eso es, usando una recurrida fórmula ordinal, para que se acerquen cada vez más a los que es su marca. Pero claro, cuando hay algunas cadenas que llevan un número en letras seguido de su correspondiente numeración arábiga, la cosa es bastante más complicada. Se puede hacer, es cuestión de mirar a los manuales, utilizar un poco de tiempo y ordenar de una manera consensuada en el hogar para poder acceder directamente a la serie que se quiere. En estos menesteres metidos, se puede aprovechar la ocasión para retirar alguna de esas toxicidades televisivas tan abundantes. Es un acto voluntario y sencillo
Las cartas de ajuste han vuelto, tienen otra forma, pero cumplen la misma función, mantener la señal sin emitir nada más que un logo animado, sin contenidos. Entre los problemas que se nos presentan en el uso cotidiano está el de la aberrante similitud de las programaciones y los tramos horarios, las repeticiones que llegan a la hipertrofia, las acumulaciones y las absorciones. Los trasvases de presentadores entre Cuatro y Tele 5 forma parte del propio entretenimiento, porque están realizando un auténtico puzzle para hacer todavía más competitivas las dos cadenas, ahora del mismo propietario. Por cierto Manolo Lamas, una vez consagrada la fusión, después de asegurarse su continuidad en los deportes de Cuatro, se ha ido a la Cope, abandonando la SER, en esa guerra de chequeras que ha convulsionado una parte de la profesión, en su ramal futbolístico con la sorpresa de las audiencias radiofónicas.
Un dato nos deja con los ojos a cuadros: la utilización de la señal ocupada hasta hace unos días por CNN+ por las veinticuatro horas de GH en directo, ha conseguido ya, el mismo porcentaje de audiencia que lo que se emitía anteriormente, pero con un gasto casi inexistente.