Antonio ALVAREZ-SOLIS Periodista
Pedagogía
Los partidos políticos dominantes (2) han introducido en sus ideologías (1) la constante referencia a que hay que hacer pedagogía. Es decir, se ha de educar al pueblo para que entienda correctamente la realidad. Recuerdo que en una visita al circense Sr. Tierno Galván, me mostró la pequeña aula que tenía al respaldo de su despacho para educar a los obreros en el socialismo. Bajo una lámpara de cartón cortado circularmente y maculado por las moscas, el Sr. Tierno tenía a un viejo militante de su partido, el PSP, formado por jóvenes diplomáticos y otra gente del bronce, haciendo caligrafía en un cuaderno de los que yo había utilizado en mi niñez. Es decir, el socialismo hacía pedagogía popular. Ahora el Sr. Morán, secretario de Medio Ambiente en el PSOE, acaba de decir, sin medir un ápice sus palabras, que merced a la subida del precio de la electricidad los españoles sabrán con exactitud lo que cuesta producir la energía y que ello les permitirá tomar las eficaces medidas de ahorro en este tiempo de necesaria austeridad. Pedagogía. Es como si mañana nos dijeran el costo exacto de las actividades militares, políticas, parasindicales o de la superestructura administrativa para que adoptásemos las consecuentes medidas de ahorro. ¿Qué suprimir? Pedagogía. Cuando surgían movimientos revolucionarios en un pasado cuya calidad moral echo tanto de menos, a gentes con estas ocurrencias se les formaban tribunales del pueblo para juzgarles por agravio a la nación y por furtivismo económico. Pedagogía. Ahora se les eleva a un ministerio. Decían los versos: «En tiempo de las bárbaras naciones/ colgaban de las cruces los ladrones/ Y ahora, en el siglo de las luces,/del cuello del ladrón cuelgan las cruces».