El líder chií Moqtada al-Sadr regresa a Irak tras cuatro años en el exilio
Tras haber pasado cuatro años en el exilio, el clérigo chií Moqtada al-Sadr regresó ayer de manera sorpresiva a Irak. El viaje, según confirmaron fuentes cercanas al movimiento sadrista, no es una visita sino que el religioso tiene intención de permanecer en Najaf, su ciudad natal. Tras los comicios legislativos de marzo de 2010, su movimiento se convirtió en árbitro, ya que hasta mayo se negó a apoyar al primer ministro Al-Maliki para que reeditara su mandato.
GARA | BAGDAD
El clérigo chií Moqtada al-Sadr regresó ayer a Irak después de cuatro años de ausencia, según informó una fuente de la oficina central de su bloque político.
Al-Sadr llegó al aeropuerto de su ciudad natal, la localidad chií de Najaf, situada unos 170 kilómetros al sur de Bagdad, dijo la fuente, que no específico el lugar de origen del vuelo alegando razones de seguridad.
Mazan al-Sadi, un religioso partidario del movimiento sadrista de Bagdad, confirmó que Al-Sadr visitó la ciudad santa chií de Najaf.
Otro miembro de su partido cuya identidad no fue revelada por AFP confirmó este extremo, además de afirmar que «esto no es sólo una visita. Se va a quedar en Najaf».
Al conocer la noticia de su regreso, cientos de seguidores se reunieron en las calles del barrio de Al-Hannan, en el centro de Najaf, donde se encuentra la vivienda del clérigo.
«No tengo palabras para describir mi felicidad cuando me enteré del retorno de Moqtada», declaró Mohamed Hussein, un tendero de 33 años. «He venido corriendo para ver con mis propios ojos que es verdad», dijo.
Símbolo de la resistencia
Nacido en los 70, Al-Sadr todavía goza de gran popularidad entre los chiíes, en particular entre los estratos más desfavorecidos, en zonas como el barrio bagdadí de Ciudad Sadr o en provincias como Basora.
Al-Sadr se convirtió, tras la invasión de Irak por las tropas de la OTAN encabezadas por Estados Unidos en marzo de 2003, en un duro opositor a la ocupación extranjera y en símbolo de la resistencia chií.
Además, fundó la milicia conocida como el Ejército Mahdi, considerada durante mucho tiempo la más poderosa de Irak, con 60.000 soldados y que se ha enfrentado en diversas ocasiones el Ejército de EEUU.
El Pentágono estadounidense consideró a este grupo como una de las mayores amenazas a la estabilidad de Irak.
En 2007, declaró un alto el fuego unilateral -solamente vulnerado en los combates de la primavera de 2008- y, un año después, en agosto de 2008, anunció el cese permanente de las operaciones.
Sin embargo, la Administración estadounidense aún ve con desconfianza a este clérigo. Contactada por AFP, la Embajada estadounidense en Bagdad declinó comentar su regreso.
A finales de 2006, Al-Sadr se refugió en Irán de una orden de arresto dictada en su contra y, desde entonces, ha permanecido en la República Islámica siguiendo con sus estudios religiosos para obtener la potestad de emitir fatuas (edictos islámicos).
El movimiento sadrista cuenta con 40 miembros en el Parlamento iraquí, entre ellos el vicepresidente de la Asamblea, Qasi al-Suhail, y con algunas carteras del Gobierno del primer ministro, Nuri al-Maliki.
Tras las elecciones legislativas de marzo de 2010, el movimiento encabezado por este clérigo se opuso durante mucho tiempo a un posible Gobierno encabezado por Al-Maliki, a quien responsabilizó de una campaña militar lanzada contra su milicia en 2008.
Finalmente, Al-Sadr dio su brazo a torcer en mayo, y este apoyo fue crucial para permitir la permanencia en el poder del actual primer ministro títere.
Al-Sadr nació en Najaf en 1973, procedente de una familia de clérigos que se dice perteneciente al mismo linaje del profeta Mahoma.
Moqtada al-Sadr es hijo de Mohamed Sadeq al-Sadr, un militante chií ejecutado en 2009 por las fuerzas de Saddam Hussein, y primo de Muhammad Baker, gran filósofo y pensador chií, muerto en 1980.