Amparo LASHERAS Periodista
Hoy, mañana y siempre
Hoy las calles de Bilbo se llenarán de gente. Miles de personas de diferente edad y condición marcharán juntas para solidarizarse con los derechos y la libertad de las y los presos políticos vascos. La imagen será inmensa e incuestionable. Lo inundará todo y atravesará el espacio hasta llegar a la celda más oscura y lejana de las cárceles españolas y francesas. Les diremos en un grito único, intenso y orgulloso que estamos aquí, con ellos y por ellas. Que su presencia, aunque distante y ahogada, tiene la fuerza de ser el testimonio más real de que Euskal Herria vive. Al caminar juntos la emoción tocará los sentimientos y nos conducirá al silencio de unos ojos brillantes, conocidos o ausentes, que nunca están solos. Pero en ese lento ir de la marcha, no debemos de dejar que la emoción lo acapare todo, que el momento se quede sin mañana y el olvido se adueñe del porqué existen más de 700 presos políticos. Todas y cada uno de ellos fueron detenidos, torturados y encarcelados por creer en un proyecto político de independencia y cambio social. No lo debemos olvidar, ni hoy, ni mañana, ni al volver al trabajo, ni en vacaciones, ni tomando vinos, ni en la cola del desempleo. Solidarizarse con los presos no se puede reducir a una concentración o a una manifestación masiva. Clamar por la libertad de los presos implica defender y dar validez a su proyecto político, en la fábrica, en el barrio, en las aulas, en la universidad... Implica responsabilizarnos y movilizarnos por las ideas que tanto decimos admirar en ellos. Luchar para ganar es el camino más directo hacia su liberación.