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REFERENDO DE AUTODETERMINACIÓN

Sudán del Sur marcha con las urnas hacia la independencia

Los sudaneses del Sur votaron masivamente ayer en el primer día de un histórico referendo, esperado desde hace más de 50 años, que debe desembocar en la partición del país más grande de África, entre el Norte, árabo-musulmán, y el Sur, afro-cristiano. La jornada transcurrió sin incidentes reseñables, entre el entusiasmo sureño y la resignación del Norte. La votación finalizará el próximo 15 de enero y no se esperan el resultado definitivo hasta mediados de febrero .

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GARA | JUBA

Millones de entusiasmados sudaneses del sur comenzaron a votar ayer en el esperado referendo por la independencia, un proceso que dará lugar al nacimiento de un nuevo Estado, el 193 del planeta, en una región azotada por la guerra. Sudán del Sur que, en el caso de que sus ciudadanos así lo quieran, proclamará su independencia en un plazo de seis meses y se convertirá en uno de los países más pobres del mundo.

Pero eso vendrá después. Ayer se formaron largas colas desde antes del amanecer en el exterior de los centros de votación en Juba, capital de la aún región autónoma de Sudán del Sur, donde se podían leer carteles que decían «la última marcha hacia la libertad», después de décadas de guerra civil y de la marginación y la represión sufrida por parte del las autoridades del Norte.

En Juba fue tal la afluencia de gente que algunos centros electorales, que debían cerrar a las 17.00 hora local (14.00 GMT), permanecieron abiertos una hora más para que pudieran votar todos los que disponían a hacerlo ayer.

Los que guardaban cola no hacían más que hablar de libertad.

«Es el momento histórico que los la gente de Sudán del Sur esperaba», declaró el presidente de esta región, Salva Kiir. En un breve mensaje tras depositar su voto, bastón en mano y cubierto con su acostumbrado sombrero negro, Kiir rindió un homenaje a John Garang y a todos los que lucharon a favor de la independencia de Sudán del Sur. «Ojalá que no hayan muerto en vano», sentenció.

«Yo votaré por la separación», afirmó Nhial Wier, un veterano de la guerra civil. «Éste día marca el final de la lucha. Yo luché por la libertad junto al Ejército (Popular de Liberación de Sudán, SPLA). Luché por la separación», dijo emocionado.

Aproximadamente cuatro millones de sureños, residentes en Sudán del Sur, pero también en el norte y en el extranjero, fueron convocados a las urnas para decidir entre seguir manteniendo la unidad o separarse, lo que cuestionará las fronteras heredadas de la colonización occidental en África.

«Por la libertad»

«Es un nuevo día, porque votamos por nuestra libertad. Hemos combatido durante muchos años, pero hoy este voto por la separación es también un voto por la paz. El sol saldrá pronto en un Sudán del Sur libre», declaró Wilson Santino, uno de los votantes.

Esta votación es el punto clave de los Acuerdos Integrales de Paz que pusieron fin en 2005 a más de dos décadas de guerra civil entre el Norte, árabo-musulmán, y el Sur, afro-cristiano, fomentada por el petróleo y las diferencias étnicas.

En la víspera del referendo, Salva Kiir abogó por una «coexistencia pacífica» entre el Norte y el Sur. El presidente sudanés, Omar al-Bashir, que llevó adelante una campaña por el mantenimiento de la unidad, ha realizado los últimos días declaraciones conciliatorias e incluso ha llegado a prometer unirse a las celebraciones por la independencia, en el caso de que el resultado del referendo sea ése.

Los colegios electorales abrieron también en Jartum, metrópoli del norte de Sudán, pero estaban prácticamente vacíos, según AFP. En el norte viven actualmente 115.000 sureños.

En el Norte, la posibilidad de perder una cuarta parte del territorio del país -y donde se encuentra más del 80% del petróleo- ha sido recibida con resignación y algo de resentimiento.

«Sentimos una tristeza enorme por que una parte muy querida de Sudán se separará de nosotros», señaló Sara Nuqdullah del opositor partido norteño Umma. «Ahora debemos trabajar para asegurar que los norteños en el sur y los sureños en el norte y las tribus en la zona fronteriza no sufrirán daños», manifestó llorando.

La comisión organizadora de la consulta desafió todos los pronósticos desfavorables de retrasos en la entrega de todo el material de votación a tiempo.

Pero los logros logísticos no fueron de la mano con el progreso político, ya que los sureños acudieron a las urnas sin saber la posición exacta de sus frontera con el Norte ni cuál será la deuda con la que cargarán tras la secesión. Ambas partes se han estancado en las negociaciones sobre cómo compartir las ganancias del petróleo, que sostiene a ambas economías.

Además, el sur deberá enfrentar sus propias rivalidades étnicas internas.

«Increíble»

El actor estadounidense George Clooney y el senador de su país John Kerry se unieron en Juba a los cantos y bailes de la multitud. «Es algo increíble ver a la gente votando por su libertad. No es algo que ves a menudo en tu vida», afirmó Clooney a Reuters.

Cantos, bailes y alguna que otra queja

La alegría fue dominante en las calles de Juba, donde los votantes llamaban a un voto «histórico» con cantos y bailes. Miles de ellos no pegaron ojo en toda la noche para ser los primeros en acudir a los centros de votación. En contraste con esa algarabía, en el Norte, los sureños acudieron en silencio y en pequeños grupos a depositar su papeleta.

Una de las responsables del Buró del Referéndum del Sur de Sudán (SSRB), Mary Justo Tombe, indicó que sólo se había registrado algún incidente menor y citó concretamente la queja por la extensión de las colas y por la espera tan larga, que impidió a muchos probar bocado durante buena parte de la jornada. GARA

ocho muertos

Al menos ocho personas murieron ayer en los enfrentamientos registrados a 30 kilómetros de la ciudad de Abyei entre las tribus dinka ngok y misseriya, cuando estos últimos llevaban su ganado al rio Kiir y fueron interceptados por unos 400 dinkas que les cortaron el paso.

Abyei, un cóctel explosivo en la frontera entre el norte y el sur de Sudán

Lucha por el acceso al agua, sed de petróleo, histórica rivalidad tribal, radicalización: la disputada región de Abyei tiene todos los ingredientes de un cóctel explosivo en la frontera que separa el norte y el sur de Sudán.

El acuerdo de paz que terminó en 2005 con más de dos décadas de guerra civil entre el Norte y el Sur estableció inicialmente la celebración «simultáneamente» de dos referendos 9 de enero 2011, una sobre la independencia de Sudán del Sur y el otro relativo a la pertenencia de Abyei al Norte o Sur.

Pero el de Abyei ha sido aplazado indefinidamente al no haber conseguido ponerse de acuerdo sobre el derecho a voto de los electores el ex rebelde Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA, sur) y la tribu dinka ngok por un lado, y la tribu árabe misseriya y el Partido del Congreso Nacional (NCP, norte).

Continúan, además, las divergencias respecto a la demarcación de la región de Abyei. Tras la guerra civil, se estableció una comisión para que delimitara las fronteras de Abyei, pero su trabajo no logró el consenso.

Tras los combates mortales de mayo de 2008 en Abyei, ambas partes llevaron la cuestión a la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya. Ésta redujo la región de Abyei a una superficie de unos 10.000 km2 habitada principalmente por los sureños dinka ngok y excluyó de este territorio los valiosos pozos de petróleo de Heglig, que situó en el lado norte de la frontera.

La decisión fue aceptada por el SPLA, que gobierna el sur de Sudán, los dinka ngok y el NCP, en el poder en Jartum, que soñaba con apropiarse del tesoro petrolero, pero fue rechazada por la tribu misseriya que luchó con los norteños durante la guerra civil.

Posteriormente, el NCP cambió su posición y ha apoyado, con más o menos convicción, las reivindicaciones de los misseriya.

Esta tribu árabe norteña migra cada año durante la estación seca a Bahr al-Arab, -el río Kiir para los sureños- en busca de pastos para su ganado, antes de adentrarse en territorio del Sur.

Ahora bien, el río serpentea a través de Abyei. Y puesto que la ley relativa al referendo establece el derecho de voto de los dinka ngok, pero no de los misseriya, éstos temían perder el acceso al río en caso de la anexión de Abyei al Sur.

En las negociaciones entre el SPLA, el NCP, los dinka ngok y los misseriya, bajo los auspicios de los EEUU y la Unión Africana, no se consiguió resolver el problema.

«Ambas partes se radicalizaron», señaló el analista Douglas Johnson. «El fracaso en el intento de resolver el problema fronterizo en el marco del acuerdo de paz es revelador. Tendrá consecuencias trágicas para la determinación de la frontera Norte-Sur, destinada a convertirse en una frontera internacional», indicó recientemente.

Porque la delimitación de la frontera de más de 2.000 kilómetros entre el Norte y el Sur todavía no está resuelta. Además de Abyei, otras cinco áreas siguen sin definirse.

Los misseriya, algunos de los cuyos miembros más radicales bloquearon recientemente por la fuerza de las armas la carretera a los sureños y secuestraron brevemente a un empleado chino del sector petrolero, normalmente comienzan su migración a Abyei a principios de enero, coincidiendo este año con el referendo en el sur de Sudán.

Las autoridades norteñas, por su parte, advirtieron a los dinka ngok de que tomarán represalias si deciden declarar unilateralmente la anexión de Abyei a Sudán del sur, una posibilidad que habían contemplado ante la imposibilidad de llevar a cabo su propia consulta.

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