Adiferencia de la radio (las palabras se las lleva el viento), escribir en prensa tiene la pega de que todo queda impreso y en las hemerotecas.

Anteayer «Diario de Noticias» editorializaba en relación a la manifestación del sábado en Bilbo y ofrecía perlas como la que sigue cuando nos hablaba de «una multitudinaria manifestación que reivindicaba los derechos de los presos y que en realidad fue un claro llamamiento a terminar con la política de dispersión en favor del proceso». ¿Hubo algún manifestante que no supiera que la convocatoria era precisamente para pedir el fin de la dispersión?

Al editorialista se le notaba picadito por el éxito de la marcha y pretendía sembrar la cizaña entre los que se sumaron a la misma: «Todo lo que rodeó a la manifestación coincide plenamente con los postulados, con el fondo y la forma, con la parafernalia y con los mensajes de la izquierda radical histórica». Lo que es cierto es que no coincidía con la parafernalia jelkide, que no se sumó a la mayor manifestación de los últimos años.

Y para disimular un poquito más, el escribiente del Grupo Noticias se saca de la manga lo que sigue: «las enormes expectativas abiertas desde hace semanas en torno a un posible comunicado de la banda habían dotado a la manifestación del sábado de un plus añadido, a la espera de que los convocantes, ante el clamoroso silencio de la organización armada, pudieran lanzar un mensaje para que haga público el fin definitivo de la violencia». No conozco a nadie de entre los asistentes que esperara un emplazamiento a ETA en la manifestación en favor de los derechos de los presos. El editorialista en cuestión, seguro que no estuvo.

La incomodidad de los jelkides ante el nuevo escenario resulta patente: «El lema de la manifestación era Egin dezagun urratsa (Demos un paso adelante) y eso es precisamente lo que se echó en falta. Ese mundo perdió una oportunidad para reivindicar los derechos de los presos, pero al mismo tiempo exigir a ETA que atienda su demanda y cese por fin la violencia. La manifestación fue una muestra de fortaleza por el poder de convocatoria, pero también de debilidad ante ETA. Mal augurio». Al día siguiente habló ETA.