El Partido Comunista de Vietnam (PCV) inicia hoy su XI Congreso, una semana de debate centrado en la estrategia económica del país y que culminará con el anuncio de los principales cargos dirigentes para los próximos cinco años.

25 años después del lanzamiento de la apertura económica (Doi Moi o Renovación, en 1986), el objetivo sigue siendo convertir a Vietnam en una «nación industrializada y moderna» para 2020. No obstante, y pese a un crecimiento económico constante en los últimos dos decenios (del 6,8% en 2010), la corrupción y la mala gestión de algunas de las grandes empresas públicas, junto al escaso valor añadido de su producción industrial, dibujan un panorama preocupante, con una inflación del 12%, tres devaluaciones de la moneda en el último año y un fuerte déficit comercial, lo que se traduce en una importante deuda exterior.

«La capacidad de las autoridades de disciplinar a la economía y a sus actores está poco desarrollada», señala Martin Gainsborough, investigador de la universidad de Bristol. «Una parte muy importante de la actividad económica es informal o semi-informal», lo que permite a sus actores eludir las políticas que les son desfavorables.

El déficit de la balanza comercial, de 12.000 millones de dólares en 2010, es un mal crónico que algunos atribuyen a la mala gestión algunas empresas estatales. El sector público produce el 26% del producto interior bruto pero utiliza hasta el 40% de sus recursos.

Pero más allá de estos fríos datos, el hundimiento del conglomerado de construcción naval Vinashin, en 2009 -que supuso unas pérdidas de 4.400 millones de dólares, el 4,5% del PIB en 2009- se ha convertido en símbolo de esa crisis de lo público. Una crisis que, en todo caso, desmienten la buena marcha de otras firmas como Vietnam Airlines o PetroVietnam.

El futuro del partido

Junto con las reformas económicas, que en los últimos 25 años han beneficiado casi en exclusiva a las grandes ciudades (aumentando las diferencias entre el mundo rural y urbano), la cuestión del liderazgo del partido «en todos los dominios» está fuera de toda discusión.

Se limita, en todo caso, a una corriente interna del partido que apuesta no por el multipartidismo sino por la asunción del pluralismo en el seno del aparato. «Esta gente [por los militantes comunistas] luchó durante tantos años y se sacrificó de tal manera que merece tener derechos democráticos», señaló una fuente interna cubierta por el anonimato a la agencia AFP.

En cuanto al nuevo liderazgo, se conocerá el 19 de enero, último día del congreso y será fruto de la lucha encarnizada pero civilizada entre las distintas tendencias del partido.

Las quinielas apuntan a que Nguyen Tan Dung seguirá en el cargo de primer ministro. Este tecnócrata originario del sur del país, del que proceden normalmente los jefes de Gobierno, compartiría el poder con el posible nuevo secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong, quien mantiene buenas relaciones con China. Quedaría fuera del dúo en la cúspide el conservador Truong Tan Sang, a quien se consolaría con el cargo de presidente del país.