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PERFIL | JUAN DIEGO FLÓREZ

Flórez protagoniza esta tarde el concierto especial de la ABAO

El debut profesional de Flórez llegó durante el Festival Rossini de Pesaro de 1996. Iba a participar en un rol menor en «Ricciardo e Zoraide» y en el coro en otras óperas, pero el tenor principal en «Matilde de Shabran» se puso enfermo y Flórez lo reemplazó, causando auténtica sensación.

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Mikel CHAMIZO

Tras suspender su actuación en diciembre por culpa de una infección de garganta, el tenor Juan Diego Flórez llega esta tarde a Bilbo para protagonizar «El Concierto de la ABAO», que cada año trae hasta la ciudad a alguna de las más grandes figuras del mundo lírico. El recital incluirá mucho del repertorio por el que el tenor ligero peruano se ha hecho famoso en todo el mundo: arias de Mozart, Rossini y Donizetti, además de canciones populares compuestas por el puertorriqueño Luis Prado.

«Es el más grande tenor de todos los tiempos, el máximo de su categoría. No recuerdo a otro que haya cantado así ese repertorio tan difícil que él interpreta». Estos elogios a Juan Diego Flórez podrían haber salido de la boca de cualquiera de los numerosísimos fans que el peruano tiene repartidos por todo el mundo, pero lo que vuelve a estas palabras tan significativas es que fueron declaraciones de Plácido Domingo, otro de los grandes tenores de la historia de la lírica. Flórez empezó a llamar la atención internacional a finales de los noventa, una época en que entre los aficionados a la ópera reinaba una cierta amargura por la carencia de grandes voces de tenor como las de antaño, las de la generación de Gedda, Bergonzi, Del Monaco, Corelli o Kraus. Por supuesto que había tenores buenos por el mundo, pero ninguno que pudiera presumir de una voz verdaderamente superdotada. Y fue en ese momento cuando apareció en escena el veinteañero Juan Diego Flórez, con un aparato vocal tan prodigioso que parecía casi sobrenatural. «Cuando Juan Diego canta res bemoles y naturales -explicó Domingo en aquellas declaraciones- son verdaderos, no de falsete. Se trata de auténticos agudos».

Efectivamente, Flórez aterrizó cantando algunos de los papeles más difíciles y arriesgados del repertorio belcantista, Rossinis, Bellinis y Donizettis, con una belleza en el timbre de su voz, un virtuosismo en la coloratura y unos agudos tan plenos en volumen y color, que en el momento a muchos aficionados se les rompieron los esquemas.

El mito se acrecentó al conocerse los precedentes musicales de Flórez, tan lejanos a la ópera. Nacido en Lima en 1973, su padre era un guitarrista de música criolla peruana y acompañante de la célebre cantautora Chabuca Granda. Inicialmente, Juan Diego persiguió una carrera de cantante de música popular, cantando versiones de The Beatles, Led Zeppelin, folklore peruano y hasta canciones de Elvis Presley, cuando el cantante del pub de su madre se ponía enfermo. En el colegio tuvo por profesores de música a un par de cantautores, así que no fue hasta bien entrada la secundaria que recibió sus primeras clases de técnica vocal y participó en alguna representación de zarzuela junto a sus compañeros de canto. A partir de ahí, todo fue crecer y crecer hasta encarar una carrera estratosférica.

El debut profesional de Flórez llegó durante el Festival Rossini de Pesaro de 1996. Iba a participar en un rol menor en «Ricciardo e Zoraide» y en el coro en otras óperas, pero el tenor principal en «Matilde de Shabran» se puso enfermo y Flórez lo reemplazó, cuasando auténtica sensación. Volvieron a repetirse similares circunstancias reemplazando a Giuseppe Sabbatini, lo que le llevó ese mismo año a debutar La Scala de Milán como el Cavaliere danese en «Armida» de Gluck. Siguieron después los debuts en el Royal Opera House, en la Staatsoper de Viena y en el Metropolitan de Nueva York, donde arrasó en el 2002 como el Conde de Almaviva en «El barbero de Sevilla». Firmó contrato con Decca en el 2001, para la que ha grabado un buen número de recitales, algunos de ellos de canciones populares, que han terminado por convertirle en el tenor ligero más conocido del mundo, también fuera del repertorio clásico.

De vuelta a Bilbo

Hace unos años, cuando todavía su caché no era prohibitivo, Juan Diego Flórez se prodigó bastante por Euskal Herria, especialmente en la Quincena Musical y en la temporada de ópera de la ABAO, donde debutó en 1999 como el Conde de Almaviva en «El barbero de Sevilla», y en años posteriores ha protagonizado algunos de los roles de tenor más espectaculares, como los de `La sonámbula' o `La hija del regimiento'. Ahora Flórez vuelve a Bilbo como una super estrella, protagonizando un «Concierto de la ABAO» por el que han pasado figuras de la talla de Cecilia Bartoli, Diana Damrau o Ben Heppner. Cantará arias de Mozart, Rossini, Lalo, Donizetti, Prado y Verdi, acompañado del pianista Vincenzo Scalera.

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