El desarrollo urbanístico demasiado rápido y mal planificado de Qeensland ha amplificado la devastación causada por las inundaciones de los últimos días en el Estado del nordeste de Australia, las peores en casi cuarenta años, y especialmente en Brisbane, estiman los expertos.

Con el desarrollo de la capital y la expansión de los barrios, los terrenos verdes, que absorben el agua de lluvia, han sido reemplazados por grandes extensiones de cemento, impermeables, y muchos edificios han sido construidos en zonas vulnerables en los últimos diez o veinte años.

La región de Brisbane tiene una de las tasas de crecimiento más altas del país: su población ha aumentado en medio millón de personas entre 1985 y 2007 y los expertos esperan que se construyan 145.000 nuevos hogares hasta 2016. Su población aumenta un 3% por año.

En 1999, la ciudad había sido advertida de que decenas de miles de edificios construidos tras las inundaciones de 1974 serían vulnerables en caso de una nueva fuerte subida de las aguas.

«Estos edificios se levantaron en lugares que no fueron calificados de zonas inundables en 1974, pero el caudal del río y su velocidad han aumentado desde entonces», señaló a la radio ABC Chris Eves, de la Universidad Tecnológica de Qeensland.

Jennifer McKay, de la Universidad del Australia del Sur, afirmó que se dio demasiada importancia a las presas, mientras que la planificación urbana no tuvo en cuenta la geografía de Brisbane, construida en una llanura plana fácilmente inundable.

Debemos garantizar la presencia de elementos capaces de contener las inundaciones a lo largo de los cauces fluviales y reconocer la importancia de los humedales, porque el cambio climático no hará sino aumentar la frecuencia de violentas tormentas, aseguró Caroline Sullivan, de Southern Cross University.

Alerta más al sur

Los residentes en Brisbane, la tercera metrópoli más grande de Australia, comenzaron ayer a evaluar la magnitud de los daños en las áreas cubiertas de barro después de que el caudal del río Brisbane comenzaron a bajar. Pero mientras en Brisbane lo peor parece haber pasado, en las pequeñas ciudades más al sur se preparan para hacer frente a una posible crecida de las aguas.

Sólo en la región oriental, arrasada el lunes por una tromba de agua de ocho metros de altura que se llevó por delante poblaciones enteras al oeste de Brisbane, se calcula que puede haber 2,5 millones de damnificados.