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James Cameron vuelve a apostar por la tridimensionalidad en «El santuario»

Tras el éxito cosechado en taquilla con «Avatar», James Cameron reutiliza en «El santuario» las técnicas tridimen- sionales empleadas en ella para producir un nuevo proyecto que se estrenará el 11 de febrero. El título, dirigido por Alister Grierson, está inspirado en hechos reales, y aborda una aventura de supervivencia y superación en las profundidades de la tierra.

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Ariane KAMIO

Nadie cuestiona que «Avatar» haya sido un fenómeno cinematográfico en las salas comerciales de todo el mundo. La película pulverizó literalmente las taquillas, y consiguió recaudar 191,5 millones de dólares en un sólo fin de semana, llevando el total de su recaudación global a los 1.300 millones de dólares. «Avatar» superó los 1.120 millones alcanzados por «El señor de los anillos: El retorno del rey», convirtiéndose así en la segunda película más vista a nivel mundial después de «Titanic» -también dirigida por Cameron-, cuyas ventas mundiales alcanzaron los 1.840 millones de dólares entre 1997 y 1998.

A pesar de que ya haya pasado un año desde que estallara el fenómeno «Avatar», parece que Cameron continúa saltando de superproducción en superproducción, y que le ha cogido el gusto a eso de utilizar técnicas tridimensionales. Habida cuenta de los buenos resultados obtenidos con su última cinta, el estadounidense vuelve a probar suerte con «El santuario», para la que ha reutilizado la misma tecnología empleada en «Avatar». Rodada en exteriores de Gold Coast, Queensland, y en cuevas de Australia Meridional, así como en los estudios de Village Roadshow, las técnicas de rodaje han sido diseñadas para funcionar en entornos extremos. El sistema de cámaras Fusion 3D Cameron/Pace empleado para filmar este thriller de acción sumirá al público en un vertiginoso viaje por profundas simas hasta los rincones más remotos del mundo subterráneo.

Alister Grierson («Kokoda: Batallón 39») dirige la película a partir de un guión de John Garvin y Andrew Wight, con la producción de Wight, que ayudó a Cameron a probar sobre el terreno y depurar su tecnología 3D en los documentales «Misterios del océano» y «Ghosts of the Abyss» (Misterios del Titanic), que coprodujeron entre ambos.

En 1988, el propio Andrew Wight dirigió una expedición para explorar y sumergirse en una remota red de cuevas oculta bajo la llanura de Nullarbor, en Australia. Mientras se encontraban en pleno viaje, una extraña tormenta hizo que la entrada de la cueva se derrumbara, lo que dejó a quince personas atrapadas en las profundidades de la tierra. Se organizó una misión de rescate e, increíblemente, todos los miembros de la expedición sobrevivieron a su angustiosa experiencia.

Pero dicha experiencia dejó un recuerdo imborrable en Wight, que lo llevó a crear, en compañía de su colaborador de muchos años, James Cameron, una película inspirada en estos sucesos que marcaron su vida. Wight, junto al guionista John Garvin, elaboró una historia iniciática sobre un joven que tiene una tensa relación con su padre, hasta que la prueba de supervivencia definitiva los lleva a unirse como jamás lo habían estado.

El productor ejecutivo James Cameron recuerda cómo empezó esta colaboración: «Hace cinco años, Andrew Wight, mi colaborador desde hace mucho tiempo, acudió a mí con la idea para «El Santuario», y me encantó. Andrew y yo ya habíamos emprendido juntos grandes aventuras con anterioridad. Nos habíamos sumergido en las profundidades del océano, hasta lugares inexplorados, para recorrer y descubrir partes del fondo oceánico y de la vida marina desconocidas hasta entonces para »Misterios del océano». Nos sumergimos hasta el Titanic [para «Ghosts of the Abyss» (Misterios del Titanic)] y el Bismarck», dice.

Aunque Wight y Garvin tomaron como base para «El Santuario» la propia experiencia vivida por Wight, no les interesaba recrear su casi fatídica expedición como si se tratara de un documental. En lugar de contar exactamente esa historia, abordan la esencia de la experiencia; es decir, examinan qué le sucede a la gente cuando se encuentra en situaciones difíciles, sometida a presiones extremas.

Reparto

Los productores y el director sabían que su reparto tenía que estar muy dispuesto a abordar un proyecto que les exigiría mucha preparación y resistencia física durante el rodaje. El primer miembro del reparto en ser elegido fue el actor Richard Roxburgh, que se incorporó al proyecto para interpretar a la mayor autoridad mundial de submarinismo en cuevas. El intérprete australiano participó en numerosas películas australianas en la década de 1990. Sin embargo, su primer papel relevante en una producción internacional fue en «Misión Imposible II» en 2000, pero tal vez fue su papel de villano en «Moulin Rouge!» lo que llamó la atención del público.

Para prepararse para el papel, Roxburgh (Frank) tuvo que aprender submarinismo en un campamento de instrucción de buceo. Aprendió todas las habilidades necesarias para este intenso papel, y afrontó con decisión todos los retos físicos que entrañaba. Sin embargo, hubo momentos «aterradores» durante el rodaje, y confiesa que en algunos días pensaba: «Si me resbalo aquí, me caeré y me mataré».

Para el equipo del rodaje también era fundamental encontrar al actor adecuado para interpretar al hijo de Frank, y encontraron al intérprete que querían en su compatriota australiano Rhys Wakefield, conocido por su impactante interpretación del hermano de un joven autista en «The Black Balloon».

Por su parte, el actor galés Ioan Gruffudd fue elegido para interpretar a Carl, el temerario emprendedor que financia la expedición a Frank e insiste en acompañarlo para comprobar sus avances.

Los actores australianos Dan Wyllie y Alice Parkinson completan el reparto central de actores en los papeles, respectivamente, del submarinista Crazy George y de la novia adicta a la aventura de Carl, Victoria.

Recrear un mundo subterráneo en tres platós

Uno de los mayores retos al realizar “El Santuario” fue recrear un mundo subterráneo que pocos han visto jamás y que resultara verdaderamente creíble. Además de recrear una serie de cuevas subterráneas que hicieran creer al público que se encontraban a leguas bajo el agua, el diseñador de producción Nicholas McCallum también tuvo que crear una enorme cascada «subterránea» que cumpliera las especificaciones establecidas en el guión de Garvin y Wight. McCallum fue capaz de reciclar y reutilizar muchos de los elementos de los decorados, hasta lograr producir 16 decorados principales distintos a partir de tres platós completos. Todas las secuencias submarinas se rodaron en el gran tanque de agua de los estudios propiedad de Village Roadshow en Queensland, Australia. Para el director de fotografía Jules O’Loughlin, el mayor obstáculo a superar a lo largo del rodaje fue cómo iluminar todas esas cuevas. A.K.

«El Santuario» fue rodado con las mismas cámaras de «avatar»

Entre las cámaras utilizadas en “El Santuario”, se incluyen las mismas desarrolladas para “Avatar”, y utilizadas por Cameron en esta épica superproducción. El equipo sabía que, si pretendían sumir plenamente al público en el mundo submarino, tenían que hacerlo en 3D. Mientras Wight y Garvin escribían el guión, lo hacían sabiendo que sus escenas cobrarían vida con una inmersión total en 3D.

La producción utilizó dos tipos distintos de aparejos 3D: los de estilo más antiguo, un aparejo con cámaras en paralelo, para todas las secuencias submarinas, y el aparejo más moderno, con divisor de haz de fusión, que se utilizó para la filmación en tierra firme y en los platós. Según declara Alister Grierson, «desde el punto de vista de un director, trabajar en 3D no es mucho más complicado que trabajar normalmente. Siempre y cuando, por supuesto, cuentes con un equipo que sepa manejar los aspectos más técnicos del tema».A.K.

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