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ANÁLISIS | PRIMERA VUELTA LIGUERA DE OSASUNA

La perseverante inseguridad de manejarse al filo de la navaja

Con números de teórico descenso -le libra de ello que haya peores rivales- acabó Osasuna el ecuador del torneo, en el que ha dejado evidencia de más sombras que luces y viviendo una situación de fragilidad que puede romperse tanto en sentido positivo como negativo.

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Natxo MATXIN

Incertidumbre y desconfianza. Son las dos sensaciones que planean sobre el entorno rojillo después de ver las evoluciones del equipo durante la primera vuelta liguera. En el límite de la media de puntos necesaria para salvarse, el conjunto dirigido por Camacho se ha manejado en un mundo de luces y sombras -más éstas últimas- que no invita a presagiar nada bueno. Para empezar, los rojillos están obligados a apretar los dientes en el segundo tramo y mejorar sus números si no quieren volver a repetir una última jornada de infarto.

A grandes rasgos, Osasuna ha encarnado a la perfección el papel de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Si bien debe recibir a partir de ahora a los rivales más complicados, su magnífico balance casero -sólo ha perdido con el Barcelona- le ha mantenido vivo en la competición de la regularidad, todo lo contrario que cuando se aleja de El Sadar, donde su productividad es prácticamente nula, con dos únicos empates a domicilio esta temporada.

Ineficacia anotadora. Con menos de un gol por jornada disputada -17-, la ineficacia ante la meta rival sigue siendo el talón de Aquiles de la escuadra navarra. La práctica ausencia de Pandiani, hombre gol rojillo en los últimos tiempos y con sólo seis encuentros como titular, ha mermado todavía más la tradicional y paupérrima eficiencia anotadora navarra, que no encuentra ese nueve goleador desde los tiempos de Milosevic e Iván Rosado.

Raquítico bagaje foráneo. Una de las mayores losas en la irregular trayectoria encarnada es la nula rentabilidad que obtiene de sus visitas. Que se vaya a cumplir todo un año sin obtener una victoria a domicilio es un dato demoledor y que da una idea de la ingenuidad del equipo cada vez que visita a un rival. Buena culpa de ello es el aciago balance defensivo lejos de El Sadar, encajando muchos goles de estrategia y errores propios. Junto a las otras dos escuadras vascas, Osasuna es uno de los conjuntos que más dianas ha sufrido a domicilio -20-, sólo superado por el Racing, con una más.

Bajo rendimiento de los fichajes. Seis incorporaciones realizó el club navarro en el mercado veraniego que, de momento, no han terminado de cuajar, pese a que algunas de ellas sean fijas en el esquema de Camacho. Riesgo ha estado inédito por el sobresaliente momento de Ricardo; Damià y Nelson -éste último en menor medida- no han aportado nada nuevo por la derecha; Lolo ha deambulado por varios puestos sin haberse asentado en ninguno; Soriano ha ido de más a menos; y Leka no ha terminado de estrenarse como el goleador que se espera de él, con un tiempo de aclimatación que se está alargando en el tiempo y sin gozar de mucha confianza por parte del técnico.

Hombres clave, sin continuidad. En casi todos los casos fruto de las lesiones, Osasuna también está acusando la falta de continuidad de algunas piezas clave en su juego, que la campaña pasada soportaron el peso del equipo. Pandiani, con sus ya mencionados apenas seis envites jugados; Camuñas, el mejor de la anterior temporada y al que sus problemas musculares no le están dejando aportar como quisiera; Nekounam, que le costó entrar en el once tras su polémico regreso vacacional... son algunos de los futbolistas que no están dando la rentabilidad de otras ocasiones. Por si ello fuera poco, el jugador más en forma, Juanfran, ha desfilado hacia el Manzanares en el mercado invernal y habrá que ver cuál es la repercusión que ello tiene y si quienes van a llegar ahora -Cejudo y Corominas- consiguen hacerle olvidar.

Divorcio entre dirigentes y grada. El club navarro parte todos los años con una serie de hándicaps de sobra conocidos -escaso presupuesto económico o poco feeling arbitral son algunos de ellos-, pero los suplía con la unidad entre rectores y grada, algo que ahora ya no ocurre. El divorcio existente entre gran parte de la afición y los responsables deportivos y gestores de la entidad rojilla es cada vez más patente. Algunas desafortunadas manifestaciones del actual técnico, la tozudez del presidente por mantenerlo en el puesto contra viento y marea, y algunos espinosos debates como el uso de la cantera o la presencia de navarros en el once han encrespado los ánimos de una afición cada vez más crítica con la labor de ambos y que lo está manifestando in crescendo a medida que avanza la actual campaña.

Exigente segunda vuelta. Tras el arreón de los últimos clasificados y la cuesta de enero que todavía le queda pendiente, Osasuna afrontará una segunda vuelta en teoría más exigente, al menos en lo que se refiere a los oponentes a recibir en El Sadar. De la capacidad de reacción de la plantilla, recuperación de hombres importantes y asunción de responsabilidades de los menos habituales dependerá que Osasuna firme una reválida que disipe las patentes dudas o acelere una caída que nadie desea, pero que estará fundamentada en «méritos» propios.

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