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Campeonato de Parejas

Olaizola II y Begino siguen creciendo

Lasa y Merino II aguantaron muy bien la primera parte del encuentro pero poco pudieron hacer para evitar la tercera victoria consecutiva de la pareja navarra.

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OLAIZOLA II-BEGINO 22

ARITZ LASA-MERINO II 15

Ander GARTZIA

Aimar Olaizola y Aritz Begino caminan con paso firme hacia la liguilla de semifinales tras sumar su tercera victoria consecutiva ante Aritz Lasa y Merino II, custodiando con máxima solidez el roscón inicial en su casillero de derrotas.

Después de disipar toda duda sobre el rendimiento que podía ofrecer el de Goizueta en su retorno a la máxima competición y constatar la supremacía del zaguero de Auza en los cuadros largos del frontón, pocos auguraban una nueva gesta del dúo formado por Lasa y Merino II, quienes a pesar de lidiar con dos pesos pesados del frontón, firmaron un encuentro muy meritorio, llegando incluso a meter miedo en el cuerpo de los colorados merced a su arranque fulgurante.

Y es que aunque el «titán» de Auza parecía un engorroso examen para el segundo de los Merino, el de Villar de Torre no sólo refrendó su buena imagen mostrada en la última jornada ante Titín III y Pascual, sino que tomó la iniciativa del juego ante el inicio dubitativo del zaguero navarro.

Inicio prometedor

Lo aprovechó con clase Aritz Lasa, sustituto de lujo del campeón de Ibero, que se empeñó en hacer inútil las estiradas al ancho del delantero goizuetarra, quien se veía desbordado ante las primeras embestidas del urretxuarra. No reaccionaron los colorados hasta el 2-5 desfavorable, cuando Begino empezó a armar con asiduidad su letal golpe. Olaizola II buscó la pelota con más insistencia ante el buen hacer de Merino II y no tardó mucho en darle la vuelta al marcador con sus precisos ganchos (16-11).

Sin embargo, Aritz trató a toda costa de mantener a flote la nave y gracias a tres torpedos preciosos casi consecutivos, instaló de nuevo la emoción en el marcador (16-14), a pesar de que un error suyo en una pelota que tenía que haber dejado a su zaguero supuso el principio del fin; el peso del partido había recaído en los cuadros largos del frontón, lo cual llevó a Lasa a tener que doblar esfuerzos para quitar pelota a su compañero. Aimar no perdonó el regalo y cerró el encuentro.

 

 

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