Raimundo Fitero
Genética
Como ya saben, cuando les entre el síndrome del domingo y se sientan perdidos, solos e incomprendidos, pueden pasarse por La 2 que a lo mejor le van arreglando un poco la tarde-noche. Es un encadenado de programas que se mueven en un terreno de interés general, y van desde las letras a las ciencias, pero en todos los casos con una idea pedagógica, o al menos comunicativa, no colocando a los especialistas encriptados en sus propios discursos, sino justo lo contrario en estado de expansión. Así pasa con «Tres 14», que se dedicó a explicar los avances en los conocimientos de la herencia genética, del ADN, de cómo influye en nuestra vida, en nuestro desarrollo, de la combinación entre genética y hábito, educación y ambiente para que las personas desarrollen todo lo que llevan. La conclusión de esta entrega es que se esperaba más, se creía que una vez te hicieran el ADN, te iban a decir como si fuera una pitonisa, con quién te ibas a casar, qué empleo ibas a tener y cosas así. Y no, hay avances, pero hasta llegar a nuestra vida, se necesitan todavía varias secuencias de aciertos y errores que se contabilicen y se depuren sus datos.
Aunque uno viendo «El Club de la Comedia» que acaba de reestrenar La Sexta, entiende que existe algo genético en ciertos formatos televisivos que nadie puede superar: el esquema parece obsoleto. Pero en cuanto aparece un buen cómico, con una forma diferente, se supera, y en esta entrega ese fue Berto Romero. El resto se defendían, yo diría que se peleaban con el monólogo, con el formato y con unos textos demasiado previsibles no totalmente metabolizados.
Aunque la genética en el caso de Israel es algo más que una referencia científica. Jordi Évole recorrió barrios ultra-ortodoxos de ciudades israelitas, y allí vimos de casi todo, especialmente el totalitarismo de algunos. Nos ofreció a israelitas ateos defendiendo su idea en la franja de Gaza con argumentos discutibles, pero comprensibles, es decir «Salvados», en esta segunda entrega, antes fue Palestina, nos ha ayudado a entender un poco un conflicto aparentemente irresoluble que en cuanto entra un dios o una genética se crea el abismo de la incomprensión.