El proceso contra 13 presuntos miembros del grupo anarquista «Conspiración de las Células de Fuego», que reivindicó el reciente envío de paquetes bomba a embajadas de diversos países en Atenas, comenzó ayer en las afueras de la capital en medio de un gran despliegue policial.

Los imputados, cuyas edades oscilan entre los 19 y los 30 años, nueve de los cuales comparecieron y otros cuatro son juzgados en rebeldía, deberán enfrentar la acusación de «pertenencia a una organización terrorista», que conlleva penas de 10 a 25 años de prisión. El proceso durará varios meses.

Entre los hechos investigados figura la explosión de sendos paquetes bomba en las embajadas de Suiza y Rusia, sin causar heridos, así como el envío de otros tres dirigidos a las delegaciones búlgara, alemana y chilena, a principios de noviembre.

Irregularidades

Desde el inicio de la sesión se registraron irregularidades. Los acusados mostraron su disconformidad ante los controles de identidad a los que fueron sometidas todas las personas que querían asistir a la vista, celebrada en una sala de la prisión de alta seguridad de Korydallos.

Los abogados defensores, que consideraron excesivo el despliegue de policías de paisano en la sala, denunciaron que los agentes estaban fichando a las personas que asistían a la audiencia, medida que calificaron de excepcional.

Los letrados también censuraron que sus defendidos llegaran esposados al Tribunal y solicitaron la grabación en vídeo de las audiencias.

La jueza María Mariellu fue interpelada en varias ocasiones por los asistentes a la sala, ante lo cual pronunció una interrupción de la sesión. Finalmente, la magistrada accedió que no hubiera esposas en la sala y que las sesiones fueran filmadas para realizar las actas.

Georges Agiostratis, uno de los encargados de la defensa de los jóvenes, se quejó también de que «hay un clima de predisposición de la opinión pública contra los acusados», según recogió la agencia Efe.