El ejemplo tunecino, un serio aviso a autócratas y monarcas déspotas del mundo árabe
Lo que empezó como un acto desesperado de un joven que se inmoló -convirtiéndose en un mártir, emblema de la juventud tunecina frustrada con el desempleo y el estado represivo-, está alcanzando una enorme repercusión y va generando una potente onda de choque en el mundo árabe. Tradicionalmente dominado por autócratas y monarcas despóticos respaldados por las potencias occidentales que asumen que la única alternativa a los dictadores autoritarios sería el islamismo político, el mundo árabe es hoy escenario de un creciente malestar social. El miedo a que se desencadene un efecto dominó, y la necesidad de implementar transiciones «constitucionales» dirigidas -ahora sí- por los occidentales, augura una nueva etapa.
La disyuntiva entre reforma y ruptura de los regímenes árabes no está todavía resuelta. Y las transiciones están repletas de ejemplos de políticos que servían al viejo régimen, que aprovecharon la oportunidad y se convirtieron en héroes. Pero el «ejemplo tunecino» presagia la implementación de cambios, más o menos formales o radicales, y el establecimiento de nuevas oportunidades para una región que necesita más democracia, más apertura y menos corrupción.