Evidentemente, si el aire contiene poca humedad es muy difícil que se produzca la condensación. En este caso la temperatura real y el punto de rocío son dos valores muy diferentes. Pero si el aire contiene mucha humedad bastaría un pequeño enfriamiento del mismo para que aparecieran las gotas. Sería suficiente con que cayera la noche, y mejor aún si el cielo estuviera despejado (haría más frío). En una situación de este tipo la temperatura real y el punto de rocío son valores muy parecidos. Es en el momento en el que las dos temperaturas se igualan cuando surge el rocío.

Todo este proceso en el que el vapor de agua se transforma en líquido se realiza con temperaturas superiores a 0º C. Pero si brotado el rocío las temperaturas continúan bajando, las gotas pueden congelarse y pasar a ser lo que se conoce como rocío blanco (rocío helado). Y si la condensación se produce con temperaturas negativas el vapor se convierte directamente en hielo, formándose escarcha. Una escarcha que también puede aparecer sobre las ventanas si entran en contacto aire cálido y húmedo del interior con aire frío del exterior (helecho helado).