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Las últimas colmenas de los misteriosos bosques turcos

«Miel»

Semih Kaplanoglu culmina la Trilogía de Yusuf con «Miel», ganadora del Oso de Oro en la Berlinale y seleccionada por Turquía para los Óscar. De esta forma, da a conocer internacionalmente su realismo espiritual, un cine naturalista cargado de simbolismo que quiere preservar los misterios de su país en los tiempos del laicismo y la apertura política hacia Europa.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

«Miel» es una película que conecta con el espectador preocupado por preservar los modos de vida ligados a la naturaleza y su conservación. Como quiera que se centra en un núcleo familiar básico y en la relación paternofilial dentro del medio rural, ha sido comparada con el clásico de Víctor Erice «El espíritu de la colmena». No obstante, también se la puede vincular con «Tasio» y el cine de Montxo Armendariz en general, puesto que da testimonio de un oficio artesanal en vías de extinción, como es el de los colmeneros que viven de la recolección de la miel. No se trata de los actuales apicultores, sino de un gremio más antiguo dedicado a colocar las colmenas en las copas de los árboles más altos. Esta cualidad, unida a la de la propia especie de la abeja negra, hacen de esa miel turca un producto único en el mundo.

La película ha sido rodada en el pueblo de Camlihemsin, situado en la provincia de Rize, cerca del Mar Negro, en el Noroeste de Turquía. Fue imposible encontrar un único bosque, por lo que en pantalla aparecen distintos árboles, todos ellos de gran tamaño. Tampoco fue sencillo conseguir una continuidad en la iluminación, debido a que la mayoría de los días del rodaje llovió, pese a lo cual la fotografía destaca por su luminosidad y transparencia.

En «Miel» prevalece la idea de la naturaleza como un mundo por descubrir, y que nunca debería ser ignorado en aras del progreso irracional. Por eso la mirada que sirve de introducción es la de un niño de seis años, para el que todo es nuevo y misterioso a la vez.

El pequeño Yusuf está en la edad de aprender, aunque es posible que el bosque le enseñe más cosas de las que va conociendo en la escuela. La película es en ese sentido autobiográfica, ya que Kaplanoglu ha confesado en alguna entrevista que a él también le costaba adaptarse a la escuela. Yusuf se pone nervioso cada vez que tiene que leer en alto delante de sus compañeros, llegando a tartamudear, lo que hace que se rían de él. En cambio, en la tranquilidad de su hogar, no tiene ningún problema para demostrar a su padre lo bien que es capaz de leer.

La lectura sustituye a los diálogos propiamente dichos, dado que en «Miel» dominan los largos silencios y la actitud contemplativa del milagro de la naturaleza. El conocimiento surge como algo heredado, al transmitirse de padres a hijos. Yusuf tiene un vínculo especial con su padre Yakup, al que identifica con el profeta. El día en que el padre no regresa a casa, se produce una pérdida insuperable, que dará paso al fin de la primera niñez, obligando al hijo a iniciar su propia búsqueda, hasta adentrarse en solitario en lo más profundo del bosque.

Los síntomas de prematura madurez también los dirige Yusuf hacia su madre Zehra, ante la que hará una exhibición de autocontrol al tomarse el vaso de leche, a pesar de que no le gusta por resultarle demasiado amarga para su paladar todavía no desarrollado.

La Trilogía de Yusuf

A Kaplanoglu, como genuino representante del cine de autor que es, no le gusta desvelar las interioridades de su cine. Cuando se le pregunta sobre la Trilogía de Yusuf, nunca concreta si las tres películas hablan del mismo personaje en diferentes etapas de su vida. Por lo tanto, hay que hablar de un Yusuf abstracto, al que en «Miel» vemos en su más tierna niñez. Es posible que haya algo de él en el joven poeta de la intermedia «Leche», o del treintañero que protagoniza la inicial «Huevo».

Sea como fuere, está claro que ha seguido un orden cronológico inverso, yendo desde la madurez a la infancia, tras pasar por la juventud. Sin embargo, en el Estado español se va a distribuir al revés, ya que el primer título en estrenarse es «Miel» y, si se sigue el programa previsto, los otros dos se verán a continuación.

El realismo espiritual

El cine de Kaplanoglu se caracteriza por su naturalismo simbólico, en un estilo identificativo que el cineasta define como «realismo espiritual». Sus ideas integristas le llevan a considerarse como un cineasta cien por cien turco, sin las influencias externas que se les achacan a otros compatriotas suyos como Nuri Bilge Ceylan, que reconoce ser deudor de Tarkovski.

Quienes conocen a fondo la obra de Kaplanoglu, afirman que «Huevo» y «Leche» son más simbolistas aún que «Miel». Pero no cabe duda de que la tercera entrega de la Trilogía de Yusuf está cargada de visiones proféticas, de una religiosidad que emana de la búsqueda de lo esencial. Otra cuestión es que los largos silencios de la película queden abiertos a distintas interpretaciones, aunque todas ellas llevan implícita una concepción primigenia de las cosas.

Un descubrimiento que para el niño protagonista implica una serie de sacrificios porque, para llegar a la verdad, cometerá los errores propios de su edad, con los consiguientes malentendidos. Todo ello implica la necesidad de comprender que el dolor es la otra cara de la alegría, y que un sentimiento no existe sin el otro.

De la pérdida surgirá el verdadero valor de la iniciación, consistente en recorrer el camino solitario para llegar a ser uno mismo. Supone, asimismo, el obligado paso de las enseñanzas paternas a su puesta en práctica por los propios medios. El ciclo natural que no necesita demostración teórica en una pizarra, al desprenderse de la observación directa del comportamiento de las abejas en su colmena. Lo que sucede en «Miel» es que, para acceder a los panales, hay que subir a lo más alto, como si se tratara del techo en la cadena evolutiva. De ahí que Kaplanoglu habla de una espiritualidad, entendiendo por tal el estado de elevación en el ser humano, envuelto en los misterios de la vida que se esconden en la espesura del bosque.

 

El cineasta turco más premiado en la actualidad

Semih Kaplanoglu es el cineasta turco más galardonado en los últimos años dentro y fuera de su país. Se le puede considerar como un descubridor de la Turquía menos conocida, alguien dispuesto a plasmar sus misterios sin desentrañarlos, por lo que ayuda a despertar la curiosidad en el exterior. Mantiene una cierta integridad, más estética y espiritual que otra cosa, en los tiempos de la apertura y la europeización. Ha hecho cinco largometrajes en diez años, debutando en el 2000 con «Lejos de casa», al que le seguiría dos años más tarde «La caída del ángel».

Pero su fama internacional llega con la Trilogía de Yusuf, una obra construida cronológicamente en sentido inverso a la edad del personaje. Se trata de un joven poeta que en «Huevo» (2007) tiene treinta y cinco años, en «Leche» diecinueve (2008) y en «Miel» (2010) tan sólo seis. Curiosamente, en el Estado español primero se ha estrenado «Miel», y después se podrán ver «Leche» y «Huevo», con lo que el orden es el contrario, así que el espectador tendrá la sensación de ver crecer a un Yusuf con distintas caras y apariencias. M.I.

El ataque de kaplanoglu a emir kusturica

Semih Kaplanoglu se aprovechó del Oso de Oro conquistado en la Berlinale para hacer fuerza en el Festival de Cine de la ciudad turca de Antalya, donde ya había ganado tres años antes la Naranja de Oro con su película «Huevo». Se sumó a las presiones del partido ultraderechista de Acción Nacionalista MHP contra la presencia de Emir Kusturica como presidente del jurado internacional. La amenaza de retirar su película «Miel» del programa bastó para provocar la marcha del serbobosnio, bajo acusaciones infundadas de defender el exterminio bosnio en la Guerra de los Balcanes, cuando es un antimperialista reconocido que denuncia la desintegración de Yugoslavia.

La respuesta de Kusturica no se hizo esperar, recordándole a Kaplanoglu que los turcos siguen sin reconocer ni pedir perdón por el genocido armenio o el del pueblo kurdo. Mejor hubiera hecho en utilizar su posición privilegiada para reclamar la liberación de Jafar Panahi, el cineasta encarcelado en Irán y también premiado en la Berlinale. M.I.

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