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Pablo CABEZA Periodista

Eslóganes y gestos inapropiados


Cuando Media Markt inauguró, sucesivamente, sus centros comerciales en Euskal Herria, los precios de los discos eran los más apañados del mercado. Seguramente, producto gancho. En estas circunstancias, hasta se podía tolerar un eslogan tan desafortunado como «Yo no soy tonto». Años después, los discos siguen apañados, pero su espacio es anecdótico. Los precios, en general, no son competitivos, y Bermúdez, al lado mismo, le gana en trato, atención, precio y facilidades de pago. Si entramos en la página web, inundada por el mal gusto, el eslogan es «Aquí sólo hay sitio para los mejores» y, en un escudo que porta un personaje grimoso (onda Rambo) vestido con chándal rojo con rayas blancas laterales, reza: «Ahora más que nunca, luchamos por ti». Personalmente, he pasado del «Yo no soy tonto» al «Ya no soy tonto».

En Barakaldo también funciona otro gran almacén (por espacio) de electrónica y electrodomésticos, Saturn. Al estilo de Media Markt, vamos. Ellos predican desde su inauguración «La avaricia me vicia». Lo de «Yo no soy tonto» no hay quien lo soporte, pero lo de estos chicos de mucho bulto y precios poco raspados, no puede ser más peregrino. Y, de nuevo, con precios escasamente competitivos.

En la misma zona está Ikea. Sus publicistas tienen mejor gusto y más acierto que el resto de compañeros de viaje. No está mal eso de «La república independiente de tu casa», en especial por haber optado por definir el espacio como una república y, además, independiente. Ahora están utilizando el viejo proverbio «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita». Arcano pensamiento que Ikea reactualiza para ajustarse a la actualidad económica. Sin embargo, amigos suecos, es curioso ver cómo la gente llena sus carros de artículos prescindibles por impulso inmediato. ¿Económicos? Es posible. Pero mucho de poco, al final sale caro. Con todo, y con la misma prudencia que ellos publicitan, nos gusta Ikea y su publicidad. Lástima que no vendan discos.

Fnac no cuenta con una frase lapidaria, pero sí con un cartelito que dice que, si encuentras en tu ciudad un precio más barato, te devuelven la diferencia. Casi todo lo que he comprado en Fnac (impulso consumista), lo he hallado más económico en otras tiendas, en especial los discos. De tal forma que una vez una empleada, ante los cambios continuos, me dijo: «¿Por qué no compra en Long Play siempre?», que está en frente. Y eso es lo que hago desde entonces.

La cuestión es que hay que olvidarse de eslóganes, de publicidad en grande y patearse las calles, incluidas, con mimo y cariño, las del barrio. Y que, si uno necesita una cámara de fotos, lo mejor es acudir a un especialista, como Samar, por ejemplo: entendidos, buenos precios y que lo tienen todo. Y, como decía Ghandi: «Vivir sencillamente para que los demás puedan, sencillamente, vivir».

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