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Francisco Larrauri Psicólogo

Señor juez, yo no maté a Manolete

Prevaricación que ejerce quien dando crédito a lo arrancado bajo tortura condena a presidio lo declarado bajo tormento activo y pasivo

Los jueces saben bien que la tortura puede vencer todas las resistencias humanas y torcer la voluntad del detenido, y precisamente por esto, por esta irreversibilidad comparable a la pena de muerte, los juristas conocen que lo declarado bajo esta horrenda presión carece de fiabilidad y validez si de llevar a término un juicio democrático se trata.

Frente a la agresión los expertos observan posturas de afrontamiento que van desde la vigorosa defensa hasta la adaptación voluntaria. En el campo cotidiano del tratamiento, actualmente se descubren adapataciones de muchos años de duración a la violencia doméstica y también frecuentemente afloran injustas auto- inculpaciones de la víctima frente a la brutalidad del agresor.

La práctica clínica nos dice que son muchas las personas que se morirían si les tocara vivir circunstancias sólo un poco fuera de lo normal. A decir verdad son muchas las que exactamente se «dejarían morir» sin oponer la mínima resistencia necesaria para sobrevivir. No son personas cobardes ni anormales, sencillamente su estructura bio-psicológica no está habituada para la resistencia más allá de los límites normales de la vida cotidiana porque su vida social no ha requerido de aprendizajes ni prácticas especiales; de esto sabe mucho los torturadores... otros al margen de la resistencia física intentan dotarse de las armas psicológicas para vencer y resistir todas las contrariedades que se presentan en las casernas y que derrotarían fatalmente a una persona «normal», aunque solo sea enviando un mensaje escrito como la palabra laguntza al revés.

Frente a la agresión y la brutalización sinónimo de inseguridad que se puede infringir a una persona, se opone la resiliencia, facultad innata en el ser humano. El término, que proviene del inglés resilience, es utilizado en ingeniería para denominar la capacidad de algunos materiales para recobrar su forma natural. Resiliencia es pues la capacidad de las personas para afrontar, resistir y superar con éxito adversidades crónicas; en otras palabras, se trata de la capacidad para recuperar la «forma normal». Y esta capacidad que aparece con la evolución de los riesgos, aunque innata, es variable con el grado de abuso y de subordinación. Esto explica cómo el individuo frente a situaciones de extrema inseguridad opta por la «supervivencia» psicológica con la autoinculpación y donde el deterioro psico-físico del torturado desprecia los riesgos de futuro, porque el presente es vital y como otros resisten los golpes en la cabeza, pensando en que solo son golpes.

Como el tormento y los castigos horribles todavía no han sido abolidos para siempre en Eukal Herria, por lo que nos retrotrae a la antigua Grecia donde la tortura estaba aceptada como prueba judicial para los esclavos, la asignatura que se abre para algún abogado a la luz de la tortura sistematica practicada a los detenidos y detenidas en Euskal Herria, es estudiar el grado de prevaricación que ejerce quien dando crédito a lo arrancado bajo tortura condena a presidio por lo declarado bajo tormento activo y pasivo, por el exacto carácter objetivo de la tortura que al vencer todas las resistencias convierte las mentiras en verdades y las verdades en mentiras independientemente de la habilidad del torturador por borrar «señales» o «marcas» de su trabajo.

La tortura en comisarías, el secuestro institucional, el maltrato físico y psicológico en prisiones en forma de aislamiento por la incomunicación de los amigos y familiares, la dispersión y alejamiento, impuesto a los prisioneros vascos será la sombra alargada de un PSOE delante de una nueva situacion politica que democraticamente ven perdida. Queremos quitarnos de encima la imagen de las casas del tormento, mantenidas con galantes servidores públicos que disciplinariamente dentro y fuera han aporreado a quienes no piensan como ellos.

El momento actual es el momento, del diálogo, del cambio, de hacer política, de regenerar la democracia. Es el momento de no aplicar el derecho penal del enemigo ni su consecuencia inmedita que es el derecho penitenciario del enemigo. Hay trabajo: Señor Juez, yo no maté a Manolete, como ha manifestado un torturado.

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