Cargas y respuestas desproporcionadas
Al consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares, el hecho de que un ciudadano pregunte a un ertzaina por qué ha golpeado a otro ciudadano que se retiraba del lugar donde, según la Ertzaintza, se estaban produciendo incidentes y obtenga por respuesta un porrazo del agente, y que al solicitarle su número profesional vuelva a golpearle, le parece una actuación «proporcionada y profesional». Ésa fue la respuesta del consejero a la interpelación del parlamentario de Aralar Mikel Basabe, uno de los agredidos el pasado día 27 en una de las cargas que la Ertzaintza llevó a cabo contra la masiva manifestación que tuvo lugar en Gasteiz con motivo de la huelga general convocada por la mayoría sindical vasca. Para mayor escarnio, el consejero comunicó a Basabe que está imputado por un delito de desobediencia.
Los argumentos de Ares no tienen cabida ni en la expresión dura lex, sed lex, porque la actuación de la Ertzaintza, como la del propio consejero en éste y otros casos, poco o nada tiene que ver con la aplicación de la ley y menos con proporcionalidad alguna, como demuestran las sucesivas cargas que la Ertzaintza efectuó a lo largo de la jornada de huelga, y en concreto la que dirigió contra miles de personas de todas las edades, entre ellas niños de corta edad, en la manifestación del mediodía en Gasteiz, que transcurrió con normalidad precisamente hasta la intervención de la Ertzaintza.
El «contexto» con el que Rodolfo Ares pretendió justificar el apaleamiento de Basabe y otros muchos ciudadanos queda desmentido por las imágenes que recogen los hechos denunciados por el parlamentario. El verdadero contexto en el que se produjeron las desproporcionadas cargas de la Ertzaintza en Gasteiz no es otro que el de una huelga general, por supuesto legal, que la patronal y el Gobierno de Ares trataron de sabotear con amenazas, servicios mínimos abusivos y, como los sindicatos convocantes han denunciado esta semana, con un violento «contrapiquete» formado por ertzainas.