Las declaraciones de Josepf Westphal, segundo responsable civil del Ejército de Estados Unidos, en las que afirmaba que en México existe «una forma de insurgencia» encabezada por los cárteles de la droga que podría provocar una respuesta militar estadounidense, fueron desmentidas por él mismo a las dos horas de pronunciarlas, afirmando que no expresaban la política oficial de Washington. Sin embargo, cabe recordar que hace unos meses la secretaria de Estado, Hillary Clinton, también hizo referencia a los cárteles mexicanos en términos parecidos, y arguyó una supuesta analogía con el Plan Colombia, que incluyó el envío de soldados estadounidenses, si bien el presidente Barack Obama rechazó dicha analogía. También anteriormente sendos informes del Departamento de Defensa y del centro de investigaciones del Congreso sugerían la posibilidad de «una respuesta» a la situación provocada por los cárteles mexicanos, los cuales podrían ser «similares a insurgentes». Con estos antecedentes, y sobre todo a la vista de la tradicional práctica de EEUU en cuanto a intervenciones armadas como parte decisiva de su política exterior, permanece una más que razonable duda sobre la «imprecisión» de las declaraciones de Westphal, y sobre todo sobre su desmentido; es decir, sobre la política oficial de Washington al respecto.