Récords, cuentas pendientes y sueños. Una mezcla realmente extraña, pero los tres ingredientes sazonan la visita del Athletic a Mallorca.

El récord, evidentemente, se refiere a la posibilidad de enlazar la quinta victoria consecutiva, algo que los rojiblancos no han logrado desde hace más de veinte años. Y que, en caso de producirse, abriría aún más las puertas al sueño que empieza a acariciar el equipo. Y que ahora mismo no pasa sólo por el billete para disputar la próxima edición de la Europa League que, tal y como están las cosas, se lleva la etiqueta de objetivo. La de sueño le corresponde al siguiente escalón, una Liga de Campeones hoy en día factible, aunque considerablemente más complicada. O eso parece, pese a que a la actual fiabilidad del Athletic se une la irregularidad de los equipos que le rodean en la tabla. Incluso por arriba -ayer le tocó pinchar al Villarreal-, pero sobre todo por abajo.

En ese sentido, la jornada vuelve a presentarse inmejorable para los bilbainos: con las derrotas de Espanyol, Sevilla y Atlético y el empate del Getafe, todo lo que sea sumar en el Iberostar permitirá a los rojiblancos ampliar distancias. Un triunfo elevaría a diez puntos su colchón respecto a la séptima plaza. Y recortaría a sólo cuatro su desventaja con la cuarta.

Intereses añadidos para la cuenta pendiente que intentarán cobrarse esta noche los hombres de Joaquín Caparrós. Y que debería quedar en un segundo plano ante la verdadera importancia de los puntos. Pero es que la revancha es tan tentadora... Y, en ese sentido, es difícil encontrar un equipo al que se le tengan más ganas que al Mallorca. No sólo por el dinero que -quién sabe cuándo y en qué proporción llegará, si es que llega- todavía adeuda el club bermellón al Athletic por el traspaso de Aritz Aduriz, sino también por que la temporada pasada personificó en buena medida la frustración de los bilbainos por no lograr la clasificación europea. A ambos duelos se llegó con un horizonte de lo más optimista por delante, con la Liga Europa e incluso la Champions a tiro, y de ambos se salió escaldado. Sobre todo de la visita del Mallorca a San Mamés, a sólo cuatro jornadas del final de Liga, y que prácticamente acabó con todas las opciones continentales del equipo. Para más inri, por supuesto, en ambos partidos hubo gol de Aduriz.

No está mal como motivación añadida para un Athletic que ya en la primera vuelta barrió al equipo de Michael Laudrup. No fue su mejor partido de la temporada, pero el equipo del danés se mostró tan pobre en la Catedral, que acabó llevándose un pequeño correctivo. El precedente, como las rachas de ambos equipos -cuatro triunfos consecutivos para los bilbainos, un punto sobre doce para los mallorquines-, invitan a creer en una reedición de ese triunfo. La prudencia aconseja no fiarse en exceso.

Y la lógica invita a pensar que Joaquín Caparrós intentará prolongar la racha con los mismos jugadores que han dibujado las cuatro primeras muescas. O casi. Esta vez le toca a Carlos Gurpegi cumplir partido de sanción, con lo que Javi Martínez regresará al once como acompañante de Pablo Orbaiz.

Junto al de Andosilla, se cae de la convocatoria el lesionado Ustaritz. Le sustituye en la lista el hombre que le ha hecho hueco en la enfermería: Fernando Amorebieta, al que sanción, gripe, esguince y pubalgia encadenadas han mantenido alejado del césped durante dos meses.