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El matrimonio indisoluble se rompe coincidiendo con San Valentín

Natxo MATXIN

Se juraron amor eterno, pero las circunstancias mandan. Izco aseguraba en la comida navideña que Camacho acabaría la temporada, pero la realidad no ha sido así. Por mucho que insista el mandatario rojillo, no sólo los resultados han influido, sino también la imagen que da el equipo, tal y como reconoció.

Y es que Camacho no ha sabido gestionar ni el vestuario ni el entorno. Incapaz de frenar la manifiesta irregularidad -lo mismo se firmaba un partido memorable que se hacía el ridículo- del equipo desde que llegó a Iruñea, la suerte ha sido su argumento principal, y ya todo el mundo estaba harto de semejante excusa y tan poco ejercicio de autocrítica.

Ahora, como toda ruptura matrimonial, llega el reparto de bienes y ya sabemos quién se va a llevar la mejor tajada. El técnico murciano no va a tener compasión de la depauperada economía rojilla y cobrará lo que le resta de temporada, algo que por otro lado hacen todos. ¿Hubiera devuelto el dinero, caso de haber descendido con él en el banquilo?

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