Derrota en Son Moix
Las virtudes se relajan para condenar la racha rojiblanca
El Athletic vio cortada su racha de cuatro victorias consecutivas tras caer en Mallorca. Un gol de Webó a los once minutos puso el partido cuesta arriba para los rojiblancos, que apretaron sin acierto durante la segunda mitad. La Champions tendrá que esperar.
MALLORCA 1
ATHLETIC 0
Amaia U. LASAGABASTER
La racha se quedó en cuatro. Que no está nada mal y que, de hecho, sigue permitiendo al Athletic mirar a casi todos los equipos de Primera por encima del hombro. Pero las cuentas de la lechera eran tan tentadoras, que la primera derrota en mes y medio supo a cuerno quemado.
Sobre todo porque no se puede hablar de injusticia absoluta. La excursión a Mallorca se saldó sin puntos y, aunque un empate tampoco habría resultado descabellado, no queda la impresión de que los rojiblancos merecieran muchísimo más. Tampoco es que fuera su peor partido. Que, sobre todo a domicilio, los ha habido bastante peores, por lejanos que se vean ahora. Pero es que las últimas actuaciones del equipo habían sido tan brillantes, que todo sabe a poco. Y lo de ayer fue bien poquito. Porque por mucho que no se le pueda negar la entrega a un Athletic que, acierto al margen, no dejó de buscar un resultado positivo, el resto de virtudes que le han asentado en posiciones europeas se vieron ayer muy diluídas.
Empezando por la contundencia defensiva. Siempre que se pierde se puede echar de menos a los que no están, es la ventaja de escribir a hechos consumados. Ayer le tocó a Carlos Gurpegi, cuya fiereza en el centro del campo se recordó con añoranza. Y cuya ausencia fue, posiblemente, uno de los motivos por los que el equipo bilbaino encajó su primer gol desde que Kennedy acortara distancias para el Racing hace ya cuatro semanas. Ayer no estuvo especialmente fina la defensa -aunque la velocidad permitió a Borja Ekiza protagonizar algunas acciones destacables en la segunda parte- y tampoco sobró contundencia en el resto del equipo. De ahí que el Mallorca no sólo acabara con los casi 300 minutos de imbatibilidad de Gorka Iraizoz, sino que también paralizara el corazón rojiblanco en algunas ocasiones más.
Tampoco por arriba fue el Athletic de las últimas jornadas. Tuvo presencia -bastante en el primer tiempo y mucha en el segundo-, pero se echó en falta la alegría combinativa a la que es tan fácil acostumbrarse, la profundidad, la chispa y, sobre todo, el acierto. No ayudó demasiado que Pablo Orbaiz estuviera permanentemente acosado por un rival, limitando las alternativas del equipo, y que Iker Muniain fuera objeto de falta prácticamente cada vez que tocó el balón.
Y si algo faltó realmente, fue la intensidad inicial que tan buenos frutos suele darle al equipo. Lo aprovechó el Mallorca para tomar su testigo, adelantándose en el marcador y haciéndolo bien pronto. El Athletic que no había tenido que ir a remolque desde Málaga, donde salvó un punto; y no había encajado un gol en el primer tiempo desde la visita a San Mamés del Deportivo, frente al que cayó derrotado, se había acostumbrado a tomar la iniciativa en el juego y en el marcador, y ayer probó de su propia medicina.
Que supo especialmente mal porque el gol del Mallorca llegó un puñado de segundos después de que Kevin sacara bajo palos un remate de Toquero. En la siguiente jugada, Nsué se deshizo de Koikili, los centrales no vigilaron a Webó y el partido se complicó. De manera definitiva, por muchos minutos que quedaran por delante.
Reacción muy tardía
Al Athletic le costó intentar aprovecharlos. El propio Joaquín Caparrós reconoció que se se había desperdiciado todo el primer tiempo ante un anfitrión que se sintió comodísimo con el marcador a favor y rozó la sentencia en un par de ocasiones. Sobre todo por medio de Nsué, que acabó convirtiéndose en una pesadilla para la defensa visitante.
Las cosas cambiaron tras el descanso. Caparrós buscó chispa en el banquillo, su equipo se reactivó y, de tanto pensar en cómo armar el contragolpe definitivo, el Mallorca empezó a liarse. No es que no volviera a amenazar con la sentencia, pero su rival apretó tanto que a los baleares, muy necesitados de una alegría tras cuatro jornadas en blanco, les entró cierto canguele y acabaron prácticamente encerrados en el área.
Más dificultades para un Athletic que acabó recurriendo a un viejo conocido, el balonazo al área -sobre todo en la recta final, cuando Urko Vera sustituyó a Toquero, ejerciendo de doble torreón con Llorente-, como principal recurso ofensivo junto a las acciones a balón parado. Pero ni el uno ni el otro ofrecieron el resultado de anteriores ocasiones. Y eso que las opciones se mantuvieron hasta el último suspiro, cuando el propio Urko Vera estuvo en un tris de estrenarse como goleador con un remate a la media vuelta que se marchó fuera por poco y un cabezazo que abortó Aouate junto a la red.
Lo peor es que el intento de resarcirse tendrá como rival a un Barcelona herido tras su tropiezo en Gijón. Lo mejor, que el colchón de los leones respecto al octavo puesto sigue siendo de lo más mullido.
Una satisfacción, la de la reacción en la segunda parte, frente a dos contrariedades, la del resultado y, sobre todo, la de la imagen del equipo hasta el descanso. Con esas impresiones acabó el encuentro Joaquín Caparrós, que llegó a afirmar que «hemos regalado la primera parte».
«En la primera parte no hemos estado metidos en el partido, hemos regalado 45 minutos -subrayó-. En la segunda sí lo hemos intentado, aunque ellos estaban bien organizados y son buenos al contragolpe, pero lo hemos intentado aunque nos haya faltado acierto». Insistía el técnico en que «no hemos salido con la intensidad que tenemos que salir. Sí lo hemos hecho en la segunda parte, para intentar empatar e incluso ganar el partido. El Mallorca ha estado muy bien organizado, pero lo hemos intentado, hemos puesto todo el potencial ofensivo», insistió.
La derrota enfría ligeramente las opciones Champions, pero el técnico no da nada por perdido. Ni por ganado. «Tenemos que seguir pensando como siempre, en el partido a partido. Y cuando falten cuatro o cinco jornadas para acabar, sabremos realmente a qué aspiramos. Ahora hay que posicionarse y entonces habrá que sprintar».
Coincidía Javi Martínez con su técnico en que el partido tuvo dos partes. «Han sido superiores en la primera parte, pero la segunda ha sido totalmente nuestra. Les hemos metido atrás, lo que pasa es que a veces nos ha faltado profundidad, otras acierto... No ha podido ser, hay que pensar en el siguiente». GARA
Igor Gabilondo saltó al césped en la segunda parte y alcanzó así los 250 partidos en Primera, lo que le convierte en el tercer jugador del equipo más experimentado en la categoría tras Andoni Iraola y Pablo Orbaiz. 129 partidos los disputó con la Real y los 121 restantes, con el Athletic.
26 años ha aguantado la marca que estableció el Athletic de Javier Clemente y, de momento, sigue vigente porque la racha de este Athletic se ha quedado en cuatro victorias. Entonces fueron Osasuna, Betis, Murcia, Real y Valencia los rivales derrotados por el Athletic.