
Pasan los a�os...
Arturo F. RODR�GUEZ Artista
La trig�sima edici�n de ARCO vuelve, como cada a�o, a organizar las agendas del mundo del arte y, sin embargo, en esta ocasi�n las agendas, las carteras y las sensaciones se topan con una de las reuniones m�s esc�pticas de los �ltimos tiempos. La triple vertiente cultural, l�dica y comercial de la feria resulta ser un nudo dif�cil de deshacer, ya que el paso de los a�os ha dado lugar a una imagen-forma del evento que no se ajusta al gusto de todos, evidenciando el desgaste del modelo actual. La actividad y los desencuentros que han precedido al nombramiento de su nuevo director, Carlos Urroz, quien sustituye a Lourdes Fern�ndez, han dejado patentes los diferentes enfoques en cuanto a la pol�tica de selecci�n de galer�as, as� como de �dimensi�n� de la cita y de relaciones con las instituciones y con el tejido cultural.
Uno de los principales desajustes es que ya no se puede identificar ARCO con las �ltimas tendencias art�sticas, sino con las tendencias que se venden, quedando fuera otro tipo de estrategias culturales que conectan con lo social desde la creaci�n contempor�nea. El intento por parte de la organizaci�n de la feria de ampliar cada a�o su oferta en nuevas secciones �de riesgo� resulta ser el mecanismo de atracci�n para este tipo de propuestas. Pero, a su vez, se pone en marcha el programa �First Collector�, un servicio para asesorar al potencial comprador, e invita por primera vez a �grandes coleccionistas de todo el mundo� en un intento de afianzar la cita en el calendario internacional del mercado art�stico. El valor seguro y el riesgo marcar�n esta edici�n, como en Bolsa, al fin y al cabo.
Por su parte, la actividad congresual se mantiene este a�o en el IX Foro de Expertos, abierto al p�blico y en los Encuentros Profesionales, con la participaci�n de firmas de prestigio internacional.
A la representaci�n de las galer�as vascas se reincorpora este a�o Altxerri, de Donostia, que se une a las galer�as bilbainas Carreras M�gica y Vanguardia, a Trayecto, de Gasteiz, y a Mois�s P�rez de Alb�niz, de Iru�ea. Todas ellas parecen afrontar la cita con cautela.
Por otra parte, el severo recorte presupuestario que han sufrido los museos se dejar� notar sin duda en los n�meros y el balance final de la feria, as� como en la huida de las inversiones en arte contempor�neo que tradicionalmente han practicado las colecciones empresariales y que hasta ahora han dado ox�geno a este evento.