«En situaciones límite, somos quienes somos realmente; no hay lugar para florituras»
Escritora, traductora y periodista
Nació en Buenos Aires en 1963, pero desde muy pequeña reside en Barcelona. Su primera novela fue «Querida Nélida» y tiene una extensa biografía de cuentos, poemas o literatura infantil, en castellano y en catalán. Acaba de publicar la novela «La isla de la última verdad» (Lunen), una historia de aventuras, piratas e islas desiertas del siglo XXI.
Ane ARRUTI | BILBO
«La isla de la última verdad» (Lunen) combina dos pasiones de su autora Flavia Company: escribir y navegar. Poco antes de morir, el profesor y médico Mathew Prendel le contará a su amante la experiencia que vivió en una isla desierta junto al pirata Nelson Souza.
Es escritora y navegante y la historia tiene como protagonistas a una profesora de literatura y a un capitán de barco. ¿Sentía la necesidad de contar esta historia?
Es curioso que te hayas fijado, porque casi nadie me comenta lo de la profesora de literatura y es ella la depositaria de la historia que le cuenta el navegante y es quien va a tener que contarla. Respecto a la historia, tenía muchas ganas de contar algunas cosas como, por ejemplo, qué difícil es cumplir promesas cuando se les hace a los vivos, y qué necesario cuando se les hace a los moribundos. Por otro lado, quería contar cómo se indaga en la identidad, cómo un sueño puede hacer que quieras encontrar la mejor parte de ti mismo. También me interesaba muchísimo el tema de cómo se vive con un secreto. Puedes vivir toda la vida con ello, pero no puedes morir con el secreto. Pesa más ante la muerte que en vida. También el enfrentamiento de dos personajes, con dos modos de ver la vida. El romántico y soñador como Prendel y la de un tipo pragmático y materialista como Souza.
Todo ello con un guiño a los clásicos como Conrad y Stevenson.
Quería hacer un homenaje a la novela de aventuras, porque creo que nos olvidamos de que la vida es una aventura. Eso es algo que estaba claro en el siglo XIX. Utilizo los elementos de aventuras, náufragos, la isla desierta, los piratas que existen hoy en día... pero sin hacer una novela de 500 páginas, en la que se detallen meticulosamente los lugares porque los lectores actuales son muy audiovisuales. Quería hacerlo hacia dentro. Buscar la isla dentro de los personajes. Para mí, lo exótico ahora es la voluntad de conocerse en una sociedad tan consumista como la nuestra, que huye tanto del enfrentamiento con uno mismo y de la soledad.
Los protagonistas están continuamente en una situación límite. ¿Cómo hace para meterse en su piel?
Creo que soy un poco de los dos. Soy bastante romántica, pero tengo mi parte práctica y racional. Siempre me dicen que maltrato mucho a mis personajes. Es verdad que los pongo en situaciones muy apuradas. Creo que las personas, cuando estamos en una circunstancia amable, somos lo que queremos ser. Pero frente a circunstancias adversas, extremas, somos quienes somos realmente; no hay lugar para florituras ni mentiras.
¿El mar le ha ayudado a encontrar esos límites?
En el mar las prioridades cambian por completo y una de las cosas que pasa al primer plano es la supervivencia. En el mar, tienes que tener mucho cuidado con la vida cotidiana, porque no te puedes herir. El cuidado de la integridad física es muchísimo más importante. Estás más atenta a la meteorología de lo que estás en tierra. Esto pasa siempre que estás más en contacto con la naturaleza.
Para usted, ¿es un lugar para inspirarse o es una vía de escape?
Las dos cosas. Me gusta navegar porque me desconecta de ciertas preocupaciones, y me aporta otras. Pero también es un lugar para pensar. Si navegas sola estás pensando, mirando, leyendo, disfrutando... o muy preocupada por bajar velas y que no se te rompan.
El libro acaba de ver la luz y ya cuenta con traducciones.
Está traducido al alemán y saldrá el 26 de febrero en Alemania en papel. También han adquirido los derechos para hacer un audio-libro que saldrá en junio. Se ve que allí está en boga, vas a cualquier librería y hay estanterías llenas de audio-libros. También la han comprado en Italia y, como colofón, la ha comprado una editorial de Nueva York.