Raimundo Fitero
Cuotas
La tozudez de las audiencias se impone sobre cualquier otra idea o estrategia. Las posibilidades de error de los programadores se amplían de manera geométrica. Cuantas más celdillas tenemos en el mando a distancia con cadenas encadenadas, ofertas confesionales, teletiendas o telepartidos, es más difícil prevenir los riesgos con criterios mínimamente objetivos. Un partido de fútbol, una bronca de la Esteban, unos trajes desleídos o un viejo conocido resucitado como carnaza noticiosa, José María Ruiz Mateos, puede acabar con cualquier cálculo.
Aunque sí existen métodos de aproximación a las probabilidades de aceptación que solamente se rompen sistemáticamente cuando se trata de otorgar programas televisivos a productoras concretas como efecto colateral de un pacto de gobierno y un reparto de cuotas de incidencia en los medios públicos. Lo de «Aspaldiko» era un fracaso anunciado. Y permítaseme una reflexión cínica, ya que en términos generales este programa ahora definitivamente defenestrado no era, objetivamente, mucho peor que «Pásalo», al que sustituyó de manera ruidosa. Diría que casi lo contrario.
Los flujos y reflujos de audiencia no se rigen solamente por criterios objetivables, y cuando una cadena, un ente, cambia tanto de intención, de criterios, de filosofía y orientación, cuando se coloca de una manera tan obvia en la defensa del españolismo, la clientela, habituada, resignada, adicta a los defensores del peneuvismo más espectral, se siente abandonada, incluso ofendida, por la situa- ción del cambio chusco. Por eso, y porque Urrusolo parece haber cumplido toda su carrera televisiva en primera línea de aceptación y porque nunca quedó claro qué buscaba el programa y por algunos asuntos de malas relaciones entre productora y ente, la verdad es que se instaló en el término justo para morir por aburrimiento y desafección inactiva.
Ahora viene otro punto de decisión peliaguda para los iluminados directivos actuales del ente: ¿quién cubre la cuota pepera que queda descubierta? Seguro que ellos seguirán con su objetivo final: hacer invisible a EITB. En esto, de verdad, lo están haciendo fantástico. Cuando desocupen el Ente será una ruina total.