Crónica | Carnavales de Bilbo
Irreverentes comparseros medievales llaman al «populacho» al jolgorio
Caballeros, plebeyos, Trovadores, doncellas y damas llamaron ayer al «populacho» al jolgorio en Bilbo, en unos Carnavales imbuidos en el medievo con vetos feudales de siglos pretéritos.
Agustín GOIKOETXEA
Bilboko Konpartsak demostró ayer otra vez que la imaginación les sobra a raudales y, a escasa distancia de donde se alzaba el núcleo fundacional de la villa, reunió a caballeros, damas, plebeyos, trovadores, bufones y hasta a un Little John bilbaino con bota de vino en bandolera para animar al «populacho» a las Carnestolendas. Lo hicieron, confesaron en su bando, aprovechando que «el rey Azkuna I se encuentra en Burgos» y sabedores del poder de «nuestro señor feudal, Grande del Ensanche», que ha llegado a conquistar «las tierras de la Gran Vía... baldosas incluidas».
Su marcha, confesaron, se ha producido «ante la rebelión de las Tostadas y Alubias plebeyas». Para los no conocedores de los intringulis del caso, dijeron luego en euskara y castellano del siglo XXI, que el equipo de Iñaki Azkuna les había prohibido hace escasos días el desarrollo de un concurso de tostadas y ponches. Lo impulsaban hosteleros y comerciantes del Casco Viejo en el marco de su implicación, junto a las comparsas, en el movimiento Slow Food por una alimentación saludable. Lo curioso es que el Consistorio dice apoyarlo.
Hace ya un tiempo, portavoces comparseros se reunieron con el director del Gabinete de Alcaldía, Andoni Aldekoa, quien les dijo, recordaban ayer, «que nos olvidáramos de la ordenanza de Espacio Público. Hace dos meses pedimos el permiso, y hace diez días nos lo han denegado aduciendo esa normativa». Pero no queda ahí el veto, ya que tampoco podrán organizar el concurso de alubias que desde hace quince años llevan a cabo el Domingo de Carnaval.
Pero retornando al medievo, caballero y dama que ejercieron de portavoces de los «infieles» comparseros convocaron a villanos y villanas para esa jornada -6 de marzo-, a las 13.00, en la Plaza Nueva, a un «magno concurso de aroma de alubia, tostada difuminada y concentrado de ponche». Lo que no han conseguido parar, añadieron, es el tradicional Trapuzaharrak del Jueves Gordo (3 de marzo), en que la muchedumbre plebeya repartirá chorizo «a pesar de los pesares de Isabelina descendiente de Roble»; al parecer una homóloga de la actual concejal delegada de Turismo y Fiestas, Isabel Sánchez Robles.
El retorno al medievo tendrá el sábado 5 de marzo uno de sus actos centrales, con un desfile «por las rúas secundarias» desde el coso de Vista Alegre «al viejo puerto de los Arenales» a través de Hurtado Amezaga. Entre los trovadores, titiriteros y «majestuosos carruajes», se anuncia la llegada a la villa de Azkuna desde «el noble feudo Mondragones» de Gose, la música de los nuevos mundos de Bunpada Sound y Hotzmuga con su corte de bufones. Estos titiriteros, explicaron en su bando, animan a los más pequeños del Botxo a transformarse en bufones, y seis de los infantes elegidos posarán para una fotografía que publicará la revista infantil ``Irriaren lagunak''.
Entre los músicos y juglares que acudirán a la marcha de los irreverentes e infieles comparseros se encontrarán fanfarres, gigantes, dantzaris de Gaztedi, titiriteros de Goloka, Ibon Koteron y otro buen número de albokaris, zanpantzarrak y los sones de la batukada Zaparradak, estando abierta la puerta a nuevas inscripciones. Desfilará el cortejo «e impregnarán de algarabía con su música y sus danzas la respetada aunque estrecha rúa Hurtado de Amezaga».
«Tras batirse en alegre duelo estos infieles grupos, se decidirá aquel que lleve las más brillantes armaduras y atavios, los más engalanados carruajes y las más ágiles danzas del feudo», resaltaron Garikoitz Goikoetxea e Itziar Villafañez, portavoces comparseros medievales.
Zombis medievales
Por tanto, no habrá desfile comparsero por la Gran Vía bilbaina, vetada a los agentes festivos desde hace tiempo, «al parecer desde el medievo» por lo que relataron los pregoneros. Una curiosa forma de denuncia de este hecho fue la que protagonizaron el viernes pasado, en torno a las 19.00, un grupo de zombis medievales, que «ocuparon» la Gran Vía frente al palacio foral en un vistoso flash mob que cuelga de redes sociales como Twitter, Fabecook y la propia web de Bilboko Konpartsak. Su presencia concitó el interés de varias dotaciones de la Policía a las órdenes de Rodolfo Ares, que vigilaron la marcha de caballeros y damas medievales, algunas con heridas sanguinolientas por el centro del Botxo.
Pero los Carnavales impulsados por las comparseros no se limitan al sábado. Mantendrán su espíritu hasta el Martes Flaco «a través de la ofrenda de la tostada» y la Quema de la Sardina, «luchando con la Cuaresma e intentando frenar» que el fuego alcance a la sardina «para seguir con los festejos paganos e irreverentes hasta que ni un solo infiel quede de pie en la villa», enfatizaron en su comparecencia, ayer, ante los medios de comunicación.
Al margen de lo expresado por los agentes festivos, la decisión municipal de prohibir las dos citas gastronómicas ha comenzado a levantar ampollas en otros círculos, pues no se entiende que el Ayuntamiento, que ha llegado a comparecer en rueda de prensa con miembros del movimiento Slow Food, pongan trabas a iniciativas para impulsarlo de otros socios. «Es algo inaudito, muy difícil de explicar», señalan.