Hoy en día el cine de acción hecho por el británico Michael Winner y protagonizado por Charles Bronson es considerado políticamente incorrecto, cuando no directamente fascista. Sin embargo, las suyas no dejan de ser, para bien o para mal, películas innovadoras que siguen influyendo a los realizadores actuales. Detrás de «Fríamente... sin motivos personales», estaba el gran guionista de todos los tiempos, Lewis John Carlino, muy influenciado por la literatura de Mishima. A él se debe la aparición en el cine del asesino a sueldo que pasa de ser villano a absoluto protagonista.

El testigo de Bronson lo recoge ahora Jason Statham, un tipo duro para los tiempos que corren, reflejados en una violencia más estilizada. Asume el rol del maestro que enseña al joven discípulo las reglas de la supervivencia en un mundo de traiciones como el de los mercenarios o cazarrecompensas. El papel del alumno recae en Ben Foster, que hace de hijo del que a su vez fue mentor del protagonista, circunstancia que permite gozar de la presencia del veterano Donald Sutherland.

Simon West, aplicado realizador de las estimables «Con Air» o «La hija del general», es un sólido artesano del cine de género que no desmerece ante quienes le precedieron en su oficio y que dirige por momentos «The Mechanic» como si de la saga Bourne o la mismísima saga Bond se tratara.